Las repercusiones de la desaparición de Diego Fernández de Cevallos, han llegado a extremos impensables. Su popularidad y carisma emerge, aun con su carga de críticas por sus extrañas relaciones salinistas, pero se le ubica como un ícono del panismo y parte importante de la historia política de México. En el fondo, es una víctima más, al igual que las que diariamente pasan a engrosar las estadísticas de lo delitos impunes.
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