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sábado, 3 de diciembre de 2011

Muere la escritora Christa Wolf a los 82 años


JUAN GÓMEZ - Berlín - EL PAÍS

Christa Wolf, una de las más destacadas escritoras de la extinta República Democrática Alemana (RDA), ha fallecido hoy en Berlín a los 82 años, según informó la editorial Suhrkamp. Wolf nació en Landsberg, hoy Gorzów Wielkopolski (Polonia), en 1929. Su padre se llamaba Otto Ihlenfeld y regía una tienda de comestibles en la ciudad oriental. La familia abandonó todo en 1945 huyendo del Ejército Rojo soviético. Radicaron en la región báltica del Mecklemburgo, al norte de la RDA. La futura escritora se afilió cuatro años más tarde al Partido Socialista Unificado de Alemania (SED). La joven, que empezaría poco después sus estudios en Jena y en Leipzig, era una convencida simpatizante del proyecto de Estado marxista-leninista de la RDA. En 1951 se casó con el escritor Gerhard Wolf.

Tras sus estudios de germanística, Wolf trabajó como asesora científica de la Asociación de escritores de la RDA. Allí publicaba críticas literarias y se vio rodeada "de la gente más interesante que por entonces vivía en toda Alemania". Eran los izquierdistas y los opositores al régimen nazi, regresados a casa tras la derrota del 45 con la experiencia del exilio o de los campos de concentración. Así conoció a la escritora judía Anna Seghers, su gran modelo literario. Pese a su entusiasmo juvenil, Wolf criticaría más tarde a algunos miembros de aquella generación que "cambiaron una ideología por otra" y, tras haberse enfrentado a la maquinaria del terror nazi, no levantaron la voz contra el estalinismo.

Tras ganar Christa un premio literario, los Wolf se instalaron en Berlín oriental en 1962. Sus primeros libros son narraciones encomiásticas de la nueva sociedad comunista. El cielo partido (1963) cuenta una historia de amor en el umbral de la construcción del Muro de Berlín. El romance novelesco fracasa cuando él elige marchar a la Alemania capitalista, mientras que la heroína decide quedarse en la RDA. La propia Wolf vinculaba la consolidación de Estado y las instituciones socialistas con su propia biografía.

Mediada la década de los 60, el aparato del régimen la catalogaba como "disidente leal" dentro del sistema. La escritora mantenía posiciones críticas con la RDA, pero valoraba el socialismo como una alternativa preferible al capitalismo de la Alemania occidental. Pese a todo, Wolf diría entonces sobre el Partido único SED: "no buscamos lo mismo". Pero siguió militando en él hasta 1989.

La emancipación a la ideología oficial tiene un correlato en su desarrollo literario a partir de su primera novela. Ella diría que este cambio fue parte de su "crecimiento". La enorme fama de El cielo partido, llevado al cine por Konrad Wolf un año después de su publicación, le permitía mantener las distancias con el aparato cultural del régimen. En 1968 se publicó Reflexiones sobre Christa T., cuando la escritora se veía sumida en una crisis personal. El estilo del libro rompe del todo con lo publicado hasta entonces. Contiene episodios oníricos y técnicas ajenas al realismo, como la corriente de conciencia. La escritora rompía definitivamente con los cánones formales del realismo socialista que promovía el régimen. Su ensayo Leer y escribir, que no pudo ser publicado hasta 1972, ilustraba en esa época las inquietudes de una nueva generación de literatos en la RDA.

Wolf tenía permiso para atravesar el Telón de Acero. Sus libros eran muy conocidos en la otra Alemania. En la RFA encontró gran eco En ningún lugar. En ninguna parte (1979), que narra un encuentro ficticio entre los poetas del Ochocientos Heinrich von Kleist y Karoline von Günderrode. Cuatro años después publicaría Wolf su novela corta Casandra en una editorial occidental antes que en la RDA. Esta nueva narración de la Guerra de Troya causó gran impacto a ambos lados del Muro.

En 1976, Christa Wolf firmó una famosa carta abierta contra la expulsión de la RDA del cantautor Wolf Biermann. Provocó un gran revuelo, que se saldó con la expulsión de su marido (también firmante) del SED. Pero sólo en 1989 abandonó Wolf la militancia en el partido, muy poco antes del desmoronamiento de la república. Firmó entonces otro famoso manifiesto, en el que llamaba a la conservación de la RDA como república independiente, para la que proponía una "sociedad verdaderamente democrática". Tras la Unificación de las dos Alemanias, Wolf se retiró de la escena pública. Se había convertido en el blanco de multitud de críticas por su "oposición domesticada" dentro del régimen y por sus convicciones socialistas.

Christa Wolf había quedado en el centro de un nuevo debate sobre la complicidad de los intelectuales con el régimen de la RDA y con su aparato represivo. En 1993 se supo que Wolf había colaborado con la temida policía política de la RDA, la Stasi, entre 1959 y 1962. Si bien no se le probaron delaciones decisivas durante estos años, muchos criticaron que callara durante tanto tiempo sobre esa parte de su biografía.

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