Dylan J. Oliver Delgado
En éstos días difíciles de combate a delincuencia que ha estado viviendo nuestro país, nos hemos familiarizado bastante con la palabra “cártel”, en alusión a los grupos criminales, al grado de ni siquiera inmutarnos y tenerlo como algo normal y hasta cotidiano en nuestras vidas.
No obstante, tal concepto ha trascendido más allá de prácticas criminales o relacionadas a la comisión de delitos, actualmente y debido a un vacío legal y de autoridad, es que el concepto de cárteles se ha venido aplicando a la actividad económica.
Primero, debemos establecer el concepto de “cártel” a efecto de tener un poco más claro su trascendencia a las actividades lícitas y económicamente “productivas”.
En materia criminal, se entiende como cártel a una agrupación de personas con fines ilícitos, con una organización interna de supra y subordinación entre sus miembros dedicados a la comisión de delitos.
Generalmente, por sus características, se les conoce como delincuencia organizada o crimen organizado, pues a través de sus estructuras realizan la comisión de diversos ilícitos, generalmente ligados con el narcotráfico o secuestros, que usualmente establecen zonas de control o de influencia, disputando o defendiendo la misma frente a otras organizaciones rivales, con las cuales en ocasiones establecen ciertos acuerdos a efecto de evitar confrontaciones o disputas por la misma.
Tal concepto ha trascendido a la vida económica, pues dicho concepto ha encontrado aplicación en los acuerdos entre grupos de agentes económicos con el cual pretenden controlar una determinada actividad económica o producto.
Tales grupos, efectivamente se les llama cárteles económicos e inclusive el diccionario de la Real Academia Española los reconoce y los define como: “Econ. Convenio entre varias empresas similares para evitar la mutua competencia y regular la producción, venta y precios en determinado campo industrial.”
Asimismo, existen diversas definiciones de dichos grupos:
“Cártel Acuerdo formal entre diversas firmas que participan en un mismo mercado, con el objeto de fijar políticas conjuntas en cuanto a precios y cantidades de producción. http://www.eumed.net/cursecon/dic/c4.htm”
“cártel grupo de productores de la misma rama industrial que coordina las decisiones respecto a los precios y a la producción. (11) causalidad relación de causa-efecto entre variables, en donde una variable determina a la otra.(1)… http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/economia/glos/glos2.htm”
“Cártel. Grupo de empresas que acuerdan explícitamente fijar los precios o el nivel de producción. http://www.bcv.org.ve/c1/abceconomico.asp”
En este sentido, casi todas las definiciones coinciden en algunas partes esenciales como un acuerdo entre dos o más agentes económicos (personas, empresas, firmas, productores, etc.) en la que evitan la competencia mutua y se coordinan para establecer y manejar los precios de un determinado producto o servicio, así como las demás variables económicas respecto del mercado de dichos bienes o servicios, evitando la participación de nuevos agentes.
Lo cual, no es sino el inicio de los llamados monopolios, impidiendo la libre concurrencia de mercado y en consecuencia una competitividad en beneficio de los consumidores, pues al haber libre competencia se promueve una mejor calidad en los bienes o servicios, de lo contrario se tiene a consumidores cautivos sin poder de elección, estacando con ello la economía de mercado.
Sin afán de realizar una “Tesis” o amplio estudio especializado de los mercados, especialidad de los economistas, es de destacar que dichos grupos económicos, han ido adoptando a sus prácticas, diversas técnicas de control como los grupos criminales organizados, es decir, no se han limitado sólo al acuerdo entre partes comunes para el control del mercado, sino que han ido más allá, al grado de cometer ciertos ilícitos tales como secuestro de repartidores, agresiones verbales o físicas entre empleados, bloqueo de instalaciones, desde el robo hasta el daño en propiedad ajena.
Sin embargo, en la presente administración se ha tratado de dotar de mayor autoridad y coercitividad a las decisiones de la Comisión Federal de Competencia Económica, a través de reformas a la Ley Federal de Competencia Económica, pues si bien es cierto, dicha comisión cuenta con ciertas facultades para la investigación y sanción de dichas prácticas por parte de los agentes económicos, así como incluso de autorización de fusiones entre empresas, también lo es, que muchas de sus decisiones carecen de la fuerza legal suficiente para de verdad impedir éstas prácticas.
Otra práctica que comúnmente cometen éstos cárteles, es controlar el mercado de su bien o servicio a través de las licitaciones públicas, acordando precios por debajo de su costo o por arriba, según se trate de afectar a otro participante o favorecer a algún proveedor perteneciente al mismo, o acordar previamente con los funcionarios encargados del área de adquisiciones correspondientes a efecto de que las bases contenga requisitos que en algunas ocasiones solamente ellos puedan cubrir, claro, a cambio de su correspondiente “comisión”.
Tales prácticas, por lo general han tenido éste auge y proliferación, por la grave corrupción que aún afecta nuestro país y por los grandes vacíos legales y de autoridad que impidan la misma y de la ausencia de denuncia de la gran mayoría de los afectados, pues si bien es cierto, falta mucho por mejorar en la legislación correspondiente, como elevar dichas prácticas a delitos y efectivamente sancionar con penas más severas, también lo es que depende mucho de la participación ciudadana o de los demás agentes económicos afectados denunciar tales prácticas e insistir en su investigación ante la autoridad correspondiente hasta su debida sanción procedente.
Por lo que, es recomendable e importante si se tiene conocimiento o es afectado por éste tipo de prácticas, se denuncie ante la autoridad correspondiente, pues sin ello, no dejaremos de ser el país que tanto nos duele ser, pues a través de la cultura de la transparencia y denuncia podremos, sino erradicar si acotar severamente dichas prácticas y tener una economía más competitiva y abierta.
Fuente: México Bajo Fuego
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miércoles, 17 de noviembre de 2010
jueves, 11 de noviembre de 2010
LA GUERRA DE DIVISAS AFECTA A AMÉRICA LATINA
América Latina es una de las regiones que más está sufriendo las consecuencias de la guerra de divisas, que ha contribuido a una apreciación significativa de las monedas en casi toda la región.
Brasil, México y Argentina han adelantado que pedirán un acuerdo en Seúl, en el marco de la cumbre del G20, para contrarrestar el problema.
El país que con mas insistencia se ha pronunciado al respecto es Brasil, pero la mayoría de las naciones de la región enfrentan presiones importantes sobre sus monedas.
En Colombia, el peso subió a niveles históricos a mediados de septiembre en relación con el dólar. Algo similar ha sucedido en Perú y Chile. Mientras tanto en México, el peso ha aumentado en un 9% desde 2009, según informes de prensa, y entre las economías pequeñas, en Costa Rica, el dólar ha caído 15% en 15 meses.
Felipe Larraín, ministro de Hacienda de Chile, dijo en un artículo publicado en el diario británico Financial Times, que economías emergentes como las asiáticas y las de América Latina "se llevan la peor parte" en la guerra de divisas.
El problema, según le comentó a BBC Mundo Daniel Titelman, jefe de la Unidad de Estudios del Desarrollo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), es que las economías emergentes de la región están recibiendo un gran influjo de capitales especulativos de corto plazo, los llamados capitales golondrinas.
"Esto se está manifestando en apreciaciones cambiarias muy importantes en las monedas, lo cual tiene un impacto negativo sobre la competitividad de la región y la capacidad de diversificar las exportaciones", explicó Titelman.
Lea también: El G20 amanece con una guerra de divisas
Crecimiento económico
En parte, la apreciación de las monedas es resultado del buen desenvolvimiento de las economías latinoamericanas, que este año se espera que crezcan un promedio de entre el 4% y el 5%, le dijo a BBC Mundo Isaac Cohen, ex director de la CEPAL.
"El hecho de que las economías de América Latina están creciendo lleva a que sean muy atractivas para inversionistas que están buscando rendimientos, porque los beneficios a las inversiones en los países desarrollados están realmente bajos", agregó Cohen.
No obstante, Titelman recordó que "esa entrada brusca de capitales de corto plazo genera desequilibrios, porque no está reflejando un aumento de la productividad".
Y eso es lo que dicen también los sectores exportadores que en diferentes países de la región han puesto el grito en el cielo.
Los exportadores colombianos hablan de decenas de miles de puestos perdidos debido a la valorización de su moneda.
El ministro de Hacienda de Chile recordó en su artículo del Financial Times que la carga es particularmente fuerte para las naciones que dependen de las exportaciones de materias primas como el cobre y otros minerales con fuerte demanda en China.
También está el caso de México y de otros países que enfrentan una fuerte competencia con los chinos. El peso mexicano se ha apreciado un 9% desde 2009 en comparación con un 3% del yuan.
Esto significa que México tiene cada vez más presión para competir con productos de China, y la situación empeorará si la tendencia continúa.
Un efecto inmediato en la región ha sido el abaratamiento de las importaciones procedentes de Estados Unidos, lo que -según afirmó Cohen- en el corto plazo beneficia a los consumidores.
De hecho, en Chile los diarios hablan de una reducción de al menos un 7% en promedio de los precios de bienes electrónicos, así como de la ropa y los alimentos importados.
En Colombia, los concesionarios de vehículos reportaron un aumento en el volumen de sus ventas.
Intervenciones en los mercados
Los bancos centrales de varios países latinoamericanos han intervenido en los mercados para contrarrestar la presión alcista de sus monedas.
Brasil introdujo a principios de octubre un impuesto a las operaciones financieras de inversiones extranjeras que inicialmente era del 2%, pero que posteriormente elevó a un rango de entre 4% y 6%.
Esto está dirigido a frenar la entrada de los capitales especulativos.
En septiembre, el Banco Central de Colombia, por ejemplo, decidió comprar dólares en el mercado en un intento por frenar la revaluación del peso.
Perú ha comprado unos US$8.000 millones este año para atenuar el problema.
Además, desde septiembre los bancos extranjeros están obligados a mantener niveles de encajes mucho más altos para los flujos de capital de corto plazo, según la agencia de noticias Bloomberg.
Pero estas son medidas paliativas y es poco probable que el problema se resuelva a menos que haya un acuerdo para frenar la guerra de divisas.
Y como dice el ministro de Hacienda de Chile, "América Latina es una de las regiones que tiene más que perder si la crisis en torno a las monedas no se resuelve pronto".
María Esperanza Sánchez / BBC-Mundo
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