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Theresa Scher (primer plano), líder de las populares JC‘s Girls en San Diego, un ministerio que alcanza ya a unas 150 chicas que estuvieron relacionadas con la industria del sexo y que ahora predican el evangelio |
Están presentes en las ferias eróticas. Pagan para tener encuentros con prostitutas. Salen en televisión. Han hecho su propia película… Y predican el evangelio.JC‘s Girls (Las chicas de Jesucristo) es una conocida entidad en los EE. UU. dedicada a la ayuda integral y evangelización de mujeres que trabajan en la industria del sexo, una labor que realizan principalmente ex prostitutas y ex strippers, aún jóvenes en su mayoría. La popular revista San Diego Magazine hizo que Theresa Scher y su ministerio fuesen famosos en California tras el reportaje titulado Salvados por la stripper, expresión que lo dice todo. Theresa Scher tiene ahora 31 años, fue bailarina de streptease y no había sido educada precisamente en un ambiente religioso. A los 21 años tuvo un hijo fruto de un embarazo no deseado. Se casó, y gracias a sus nada desdeñables 30.000 dólares que cada mes ingresaba pudo pagar el colegio privado de su hijo, apoyar a su familia y vivir una vida loca al más alto nivel. Sin embargo, tiempo más tarde se divorció, y a pesar de lo que tenía que mostrar en su trabajo, el mundo en el que se movía le provocaba cada vez más aversión hacia los hombres. Y fue sólo hace 3 años cuando vio un reportaje de la CNN en la que la atractiva Lori Albee, fundadora de las JC's Girls, contaba por qué dejó la industria del sexo y por qué ahora animaba a otras chicas a hacer lo mismo y seguir al Jesús de la Biblia. De repente todo empezó a tener un sentido y fue ahí cuando Theresa se sintió llamada por Dios.
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Theresa Scher, siendo aún una veinteañera y ganando más de 30.000 $ al mes, lo dejó todo. "En el fondo todos estamos buscando a Jesucristo" |
Los comienzos de las Chicas de Jesucristo
Heather Veitch es una de las chicas JC que llamó la atención de mujeres del mercado del sexo taly como le ocurrió a la entrevista Theresa Scher. El testimonio de Heather ha sido elegido para lanzar la película documental The pussycat preacher, cuya traducción sería algo así como La gatita predicadora. Hace algunos años Heather Veitch trabajaba como stripper, mientras que su amiga Lobert solía ser mujer consorte de hombres que la contrataban para que fuera su dama de compañía durante su estadía en las Vegas. Veitch no ha perdido ni un ápice de su atractivo físico, es alta, curvilínea, rubia y de ojos azules, y se sirvió de sus cualidades para evocar fantasías como stripper por todo Estados Unidos.
Pero ahora todo es diferente, la verdadera misión de Heather tiene lugar una vez al mes, cuando con algunas voluntarias parte hacia los clubes nocturnos. "Entramos y, al azar, compramos una sesión privada de baile con una de las chicas. Son sólo tres minutos, los pagamos y cuando la tenemos en frente, les sugerimos que no lo hagan más, que le traemos fe". Como Heather ya es famosa por apariciones en la prensa, varias chicas la reconocen y se le acercan a pedirle consejos, a contarle problemas. A estas chicas les invita sin presión a que puedan ir a la iglesia para que prueben a ver como se sienten en ese ambiente. Antes de concluir el hay unos minutos que se aprovechan para orar por ellas y por sus problemas y se les ofrece una serie de recursos y materiales que les pueden ayudar para lograr que salgan de la industria del sexo.
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Heather Veitch (derecha), Lobert y otra de las chicas en uno de los lugares "de ambiente" a los que acuden para compartir sus experiencias de cambio interior con otras chicas y escucharlas |
VEITCH DESNUDA SU ALMA
Heather empezó a bailar en bikini en 1995, cuando a los 21 años se encontró sola, sin dinero y con un hijo. En ese entonces ganaba entre 200 y 700 dólares por noche. Ahorró hasta poder pagar una operación de busto de 5.000 dólares que le trajo sus primeras ofertas para actuar en películas pornográficas de bajo presupuesto. Grabó cuatro, le pagaron menos de lo que le había costado la cirugía y volvió a las tablas de los cabaret. En este regreso al baile, por sacarse la parte de arriba del bikini llegó a ganar 2.000 dólares la noche. Pero ante el dinero fácil, el alcohol y la soledad decidió retirarse en 1999. Fue entonces cuando llegó a la Iglesia, se casó con su estilista, Jon Veich, estudió maquillaje y peluquería, tuvo otra hija, y borró de un plumazo su pasado, hasta que en 2003 se enteró de que una de sus mejores amigas stripper había muerto sola por alcoholismo y droga. "Nunca hablé nada de mi pasado con nadie, pero este episodio rompió de verdad mi corazón y supe que tenía que regresar y hablar con las chicas de que existe otro camino, y Dios se ocupa de nosotras también", cuenta Heather, sólo busca que no se sientan solas y que para ello pueden creer en Jesucristo.
Esta nueva María Magdalena versión Las Vegas dice que casi no ha recibido ningún trato hostil por parte de las personas que ella trata de alcanzar en las Vegas, ni siquiera por parte de aquellos que no están en lo absoluto interesados en su mensaje; pero que en las iglesias el trato no ha sido del todo igual, ya que según ella, ha encontrado que algunas iglesias no están interesadas en que personas de la vida nocturna sean invitadas a sus congregaciones. A fin de cuentas, lo mismo le pasaba a Jesús cuando se relacionaba con tanta naturalidad con prostitutas o leprosos, pues no es lo mismo ser religioso que vivir liberado por el evangelio de Jesucristo, quien viene a quitar ataduras y adiciones. Actualmente Lobert ha formado un grupo dentro de su iglesia llamado Hookers for Jesús, un nombre que llama la atención de cristianos e inconversos, pues una de las connotaciones de la palabra hooker está relacionada con la prostitución; pero según Lobert, ella usa la palabra hooker porque hace referencia a la persona que llama la atención o al interés de alguien para conseguir un propósito específico. "Escogí ese nombre porque es fácil de recordar, -
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¿Nos creemos mejores personas que las prostitutas o strippers a las que tratan de ayudar Theresa o Veitch? |
afirma Lobert-, la mayoría de los cristianos quizás piensen que estoy vendiendo mi cuerpo, pero yo uso ese término porque trato de atraer personas hacia Jesús".
Dos milenios después, todavía hay personas que pueden corroborar las palabras de Jesús cuando dijo aquello de "yo he venido para hacer todas las cosas nuevas". ¿Nos creemos mejores personas las prostitutas o strippers a las que se acercan Theresa o Veitch? Pues que lance la primera piedra… Y es que la culpabilidad del pasado o la imperfección del presente no pueden ser un lastre para soñar en otro tipo de vida. Nunca seremos perfectos, pero tal y como dice el Jesús de la Biblia que ahora lee Veitch es el reto para cada uno de nosotros es desnudarnos por dentro ante ese hombre a quien expusieron semidesnudo, no en una barra de cabaret, sino en la cruz del Calvario. Lo que sus enemigos no sabían es que el Mesías estaba pagando el precio de liberación del pago de tu mal y del mío ¿No es un streaptse del alma algo mucho más transgresor que uno del cuerpo? ¿Quién se atreve?
Fuentes: delirante.org y Agencias
Puedes ver aquí el trailer de The pussycat peracher:
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