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lunes, 7 de febrero de 2011

CARMEN ARISTEGUI: DESPEDIDA DE MVS

Hace unos días la periodista comentó sobre manta alusiva a Calderón

México, DF.- MVS noticias informó ayer a su personal de redacción, mediante correos electrónicos enviados a partir de las 18 horas, que la periodista Carmen Aristegui "transgredió el código de ética de la empresa, por lo que se decidió dar por terminada la relación laboral que se tenía con ella".
En el comunicado interno, MVS no específicó el motivo o la causa, ni dio mayores detalles, ni precisó la fecha de finalización del contrato; sin embargo, a partir de ayer en la noche, en la página web de MVS se eliminó cualquier referencia a Carmen Aristegui.
Anoche ya no figuraba en la programación el noticiero Primera Edición de 6 a 10 de la mañana que ella conducía, sólo se anunciaban la segunda y tercera ediciones. Tampoco se encontraban los banners que anunciaban su espacio.
Mediante Twitter, Kirén Miret, productora del noticiero que conducía Aristegui, confirmó la noticia: "Carmen Aristegui sale del aire en MVS. Supongo que lo explicará cuando lo considere pertinente".
La salida de Carmen Aristegui de MVS ocurre tres días después de que en el noticiero del viernes hizo referencia a la protesta que diputados del PT realizaron en Sán Lázaro y a la manta que colocaron con la fotografía del presidente Felipe Calderón en la que se leía: "¿Tú dejarías a un borracho conducir tu auto? No, ¿verdad? ¿Y por qué lo dejas conducir al país?"

El viernes 4 de este mes, a la 9:09 de la mañana, Aristigui comentó lo siguiente:
“No es la primera vez que se habla de este tema, de un presunto alcoholismo de Felipe Calderón. Si usted es usuario de las redes sociales –por ejemplo–, pues en ese circuito de comunicación de la sociedad mexicana es frecuente ver expresiones que aluden a esa circunstancia que no podemos corroborar (...)
“Debería realmente la propia Presidencia de la República dar una respuesta clara, nítida, formal al respecto. No hay nada de ofensivo –me parece– cuando alguien, si es que fuera el caso, atravesara por un problema de esta naturaleza (...)
"¿Tiene o no Felipe Calderón problemas de alcoholismo? Esto merece, insisto, una respuesta seria, formal y oficial de la propia Presidencia de la República."
Carmen Aristegui se incorporó a MVS en enero de 2009, luego de que en W Radio, donde transmitió por seis años, a partir de enero de 2003 "no se me renovó el contrato".
El retiro de Aristegui del noticiero MVS ocurre cuando a esa empresa no se le han renovado las concesiones de sus estaciones, y "causó sorpresa la noticia", comentaban empleados de ea empresa, "porque había muchos planes de expansión con Aristegui". (La Jornada)

viernes, 30 de abril de 2010

Juan Villoro / Sólo para débiles‏

Periodismo de Tentación
En su libro Traiciones de la memoria, Héctor Abad Faciolince describe a un verdulero de Mendoza, Argentina, afecto a las frases sugerentes. Hombre sabio y muy dedicado a los tomates, explica así su negativa a hacer ventas a domicilio: "Yo vivo de sus tentaciones, no de sus necesidades".
La frase resulta perfecta para hablar de la prensa, donde unos viven de la tentación y otros de la necesidad. Es obvio que los diarios requieren de informaciones básicas. La agenda del Presidente, la catástrofe de turno, los goles de la liga y el estado del clima son prioridades que no pueden soslayarse. El periodismo de necesidad se ocupa de lo esencial -el resumen del universo en primera plana- y permite que exista el periodismo de antojo, al que nos dedicamos los colegas del verdulero de Mendoza.
¿Por qué leemos un artículo? La razón natural -"biológica", podríamos decir- es que tenemos hambre de argumentos. La ética de los curas, la aplicación de la ley, los escándalos financieros, los crímenes no resueltos y la conducta de los políticos pertenecen a las cosas que debemos saber. Como el arroz, la sal y el aceite se trata de imprescindibles asuntos cotidianos. Quien solicita comida a domicilio jamás se equivoca en esa clase de pedidos.
En cambio, hay quesos únicos y yogures combinados que sólo comparas si los tienes enfrente. Lo mismo pasa con ciertas columnas periodísticas. Aunque presumiblemente todos disponemos de dos riñones, el gran público no ha mostrado mucha curiosidad renal; sin embargo, de pronto leemos un apasionante texto sobre el tema, no porque brinde noticias de primera fila acerca de cálculos o diálisis, sino por la forma en que está escrito. El periodismo de tentación es lo contrario a una exclusiva: encandila con algo que podríamos ignorar. No se basa en la información sino en su manejo hedonista.
Julio Camba, Álvaro Cunqueiro, Ramón Gómez de la Serna, Josep Pla, Eçade Queiroz y Jorge Ibargüengoitia perfeccionaron el difícil arte devender lechugas por su aspecto. Sus artículos son casos de tentación, equivalentes al de pasar sin hambre ante un puesto de verduras y sentir insólitas ganas de morder una hoja color verde translúcido.
En tiempos de comida congelada y activos mensajeros en motocicleta, las necesidades se satisfacen más y mejor que los caprichos. Los verduleros y los periodistas de tentación no siempre encuentran espacio para ofrecer los duraznos que frotan con esmero en sus solapas. Y pese a todo, no han dejado de demostrar una paradoja: también la tentación es necesaria.
Hace un par de años, el cronista argentino Martín Caparrós recibió la invitación de un amigo de toda la vida a incorporarse a un nuevo periódico, en la sección que él escogiera. Para sorpresa de todo mundo, Caparrós eligió ser subdirector, cargo tan complejo, demandante y explosivo como el de auxiliar de entrenador de la selección nacional. El amigo de toda la vida creyó que el cronista pasaba por un temporal episodio de demencia; le recordó que le iba muy bien tal como estaba y le preguntó las razones para querer sumirse de cabeza en las procelosas aguas de una redacción. Caparrós contestó con una historia. Un jerarca de Asia Menor decide unir su reino con el de su vecino y le envía una vasija en señal de disponibilidad. Como los reyes de aqueltiempo eran metafóricos, el segundo monarca responde llenando la vasija de leche. Eso quiere decir que sus necesidades están colmadas y que no ve ninguna ventaja en ampliar su territorio. Entonces el jerarca que desea la unión espolvorea azúcar en la leche y devuelve la vasija. El mensaje es el siguiente: ambos reinos sobreviven bien por su cuenta, pero uno puede endulzar al otro. El periodismo de tentación mejora las páginas cuando lo demás está cubierto.
Caparrós defendía con esta historia la importancia de agregar algo a la realidad. Todo gran fotógrafo registra los hechos y añade su mirada. Lo mismo pasa con lo que se vuelve opinable.
En el artículo "Un adverbio se le ocurre a cualquiera", publicado en la revista Interviú, Juan José Millás cuenta que de chico quiso poner una tienda de palabras para comerciar con ellas como otros comercian con calcetines. Las interjecciones estarían en oferta y los sólidos sustantivos serían más caros. El éxito del negocio dependería de la variedad de los vocablos. Esta tienda es gemela de la verdulería de Mendoza. El adjetivo impar y la ciruela rubicunda deben ser vistos para ser consumidos.
El periodismo de tentación tendría sus días contados si la gente no fuera tan antojadiza. Aunque nadie va al cine por la calidad de las palomitas, un cine sin palomitas deprime mucho.
A fin de cuentas nada es tan humano como sucumbir a una debilidad. En El abanico de Lady Windermere, escribe Oscar Wilde: "Puedo resistirlo todo, salvo la tentación".
Pero hay de debilidades a debilidades. Unas degradan, otras enaltecen, otras más son tan comunes que ni se notan.
El cometido ético del periodismo de tentación consiste en mejorar las debilidades de los lectores.