Bella Alemán: se perfila triunfadora en Frontera, Coahuila |
Conrado García Jamin
Las
contiendas políticas, en especial las municipales, se convierten en guerras
encarnizadas por la búsqueda del poder. Para muchos candidatos y partidos, es
fundamental el demostrar que se es la mejor opción y dejar bien claro que el
adversario es la peor.
Para
ello, muchos de sus operadores diseñarán estrategias de guerra sucia, con el
objetivo de desprestigiar a los contendientes rivales y destruir en la manera
de lo posible su imagen pública.
PROPAGANDA NEGRA
El término con el que conocemos estas maniobras
electorales es “guerra sucia” -como si se pudiera
concebir una guerra “limpia”-; se trata de una serie de estrategias, en su
mayoría de carácter mediático, que tienen como fin el exponer al candidato rival
como un verdadero engendro del infierno, un ser capaz de destruir al país entero
en todos los sentidos, si llega al poder.
Voy a referirme a los municipios del centro de
Coahuila, particularmente Frontera y Monclova, que históricamente han mostrado
un exacerbamiento extremo cuando de campañas políticas de trata.
En ambos municipios han circulado panfletos
insultantes, difamatorios y ruines, que no contemplan siquiera el mínimo
respeto para los contendientes y sus respectivas familias.
No conformes con denostar a los candidatos, son tan
torpes que exhiben de inmediato que se trata de militantes inconformes que se
sienten desplazados en sus pretensiones políticas y utilizan el recurso de la
vileza como desahogo.
Esos mismos sujetos (as) gastan tiempo en las redes
sociales para seguir sus campañas de rencor y resentimiento social, por citar
algunos: LIDERESAS FRONTERA, DE LA O, ALZAMESTAYA-MESTA, EXOC
FRONTERA, EXOC ESTATAL DE COAHUILA y otros personajes ficticios de Facebook
desde los que cobardemente lanzan la piedra y esconden la mano.
Desde luego que están cometiendo una serie de
delitos que están siendo investigados por la Unidad Cibernética de la
Procuraduría de Justicia y que pasando el proceso electoral hará lo conducente
con los ya identificados calumniadores: procesarlos penalmente.
Por cierto, según una lista a la que se nos
permitió el acceso, los involucrados en la propaganda negra de Frontera,
pertenecen al PRI, PT, PVEM y eso nos obliga a cuestionar si se trata de
“guerra sucia o Fuego Amigo”.
La guerra sucia en sí no es nada nuevo, simplemente
cambió de nombre. Desde que se concibió el término propaganda, que son todas
aquellas acciones para la difusión de las ideas, la labor y la personalidad de
personajes políticos o gobiernos, se contempló también la llamada propaganda
negra, cuyo fin es la difusión de rumores, noticias, chismes, difamaciones y
calumnias de los rivales políticos en turno.
La propaganda negra es la mamá de la guerra sucia,
el término cambió cuando en las campañas se contemplaron estrategias de
marketing político, que a la larga fueron las que se impusieron ante las viejas
fórmulas de hacer proselitismo.
Eso es lo que hacen unos pocos sociópatas de Frontera que
pierden su tiempo con sus ataques impregnados con la hiel del resentimiento
social, intentando en vano desprestigiar a Bella Alemán y su equipo de trabajo,
quienes se perfilan como seguros ganadores de la contienda por la alcaldía.
COMO OPERA LA GUERRA SUCIA.
La guerra sucia suele ser un trabajo muy laborioso
y de grandes costos en un proceso electoral. Hay partidos políticos que gastan
millones de pesos tan solo en este rubro durante la campaña.
Se comienza con una profunda investigación del
personaje en cuestión, en la que se analizan todos aquellos aspectos
personales, sociales y políticos que pudieran servir como arma para atacarlo;
desde malas calificaciones en la escuela, traumas y antecedentes familiares,
sus problemas de pareja, videos o fotografías con personajes políticamente
“incómodos”, o errores u omisiones como servidor público; todo es útil, y todo
se puede encauzar en una estrategia mediática que destruya su credibilidad y
congruencia.
Las organizaciones promotoras de la guerra sucia
llegan a caer, incluso, en tácticas ilegales, como son el espionaje telefónico
o en video, los cuales son tergiversados y difundidos de manera anónima para
deslindar responsabilidades.
A los niveles municipales no se guardan límites:
atacan sin bases, calumnian, difaman, enlodan y extorsionan.
Ya con el material, y bajo la histórica premisa de
que “la primera mentira es la que se cree”, los operadores ocultos (pero
ya identificados) de los partidos minoritarios o los sujetos que se sienten
desplazados, lanzan bombas de suciedad en las redes sociales o con volantes
anónimos para provocar reacciones en la opinión pública, lo que implica
necesariamente una molestia del adversario golpeado que en muchas ocasiones le
resulta contraproducente; así se provoca un daño del que solamente los hechos
reales, el poder de convocatoria, la simpatía y el trabajo previo, demuestran
la falsedad de las acusaciones que pasan a convertirse en calumnias baratas.
Bella Alemán, en su carrera hacia la alcaldía de
Frontera, tiene la certeza de llegar a su objetivo con todas las de la ley,
apoyada por quienes somos originarios de ese municipio y conocemos su
incansable dedicación. Los que le ladran al avanzar, pues son eso: perros
molestos.
¿DÓNDE QUEDAMOS LOS CIUDADANOS EN LA GUERRA SUCIA?
Como votantes responsables, los
ciudadanos deben convertirse en observadores de la estrategia mediática de los
candidatos y partidos políticos y sobre todo, el valorar la información que se
proporciona de ellos.
Hay
que identificar qué organizaciones políticas trabajan más en la guerra sucia al
adversario que en la propuesta política del candidato. Todos y cada uno de los
contendientes son personajes con defectos, omisiones, compromisos ideológicos y
políticos; no obstante, es conveniente observar detenidamente cuáles son las
implicaciones del mensaje que se nos transmite de ellos y quiénes se verían
beneficiados con la destrucción de su imagen pública.
Los ciudadanos deben asumir su responsabilidad
política de despertar las suspicacias necesarias para cuestionar la validez de
la información que se les transmite de los candidatos y partidos. No porque esté en Internet o haya salido en
televisión merecen la credibilidad absoluta.
Cuando
un partido o candidato cae en la guerra sucia, suele ser porque su propuesta es
débil y teme a la superioridad de su adversario, y lo peor que pueden hacer los
ciudadanos es convertirse en instrumentos de los políticos participando en
estas maniobras desleales. Una victoria política basada en la guerra
sucia la suelen promover personajes turbios que buscan el poder por el poder
mismo; en las manos de los hombres y mujeres que votarán el 7 de julio está el
desecharlos y el darle a la política algo de dignificación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario