La ausencia de un familiar no sólo cuesta lágrimas, también facturas de Infonavit, amenazas de embargo, suspensión de salario y seguridad social, peleas legales con el patrón, peregrinaje por dependencias…
Por Francisco Rodríguez
Fotos: Francisco Rodríguez
Edición: Kowanin Silva
Diseño: Edgar de la Garza
Fotos: Francisco Rodríguez
Edición: Kowanin Silva
Diseño: Edgar de la Garza
Al domicilio de Margarita llegó la notificación del Infonavit: o paga los adeudos de la casa o la tendremos que desalojar. La notificación venía a nombre de su esposo, Iván Baruch Núñez Mendieta, desaparecido desde el 7 de agosto de 2011 en Torreón.
Iván Baruch, un contador de 31 años que trabajaba para LALA, acudió con sus amigos al bar Tornado aquel sábado de agosto. Luego de una discusión con encargados del lugar, a Iván lo encerraron en un cuarto. De madrugada el padre de Iván acudió al bar y preguntó por su hijo. “Si buscan al de la playera del Santos, el miércoles ya va a estar su muchacho en casa”, les dijo un encargado. El papá pidió el apoyo de policías que pasaban por el lugar. “No es nuestro rondín”, justificaron los agentes para pasar de largo.
Llegó el miércoles y no regresó a casa.
Regresaron al Tornado a reclamar. “En unos días más va estar de regreso”, les repitieron. La familia acudió a poner la denuncia en el Ministerio Público y enseñaron la fotografía de Iván. “Pues está bueno pa’ trabajar. Ya no lo busquen”, les dijo un funcionario cuando miró el retrato. El hermano de Iván se exaltó. “Te digo que está bueno para trabajar”, repitió cínicamente el ministerial. La Procuraduría de Justicia de Coahuila nunca investigó ni solicitó una orden de cateo, nunca entraron al bar.
Reportaje completo: VANGUARDIA / SEMANARIO
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