La cadena TeleSUR publicó la conversación que mantuvieron los integrantes de la Armada de Venezuela y los tripulantes del USCG James que recientemente fue expulsado de la zona contigua a las aguas jurisdiccionales.
En la grabación de audio se puede escuchar como los militares estadounidenses dicen que "se encuentran a dos millas afuera de las aguas internacionales de Venezuela".
Cada ataque contra la tranquilidad y la estabilidad de la Patria, se encontrará con la respuesta contundente de un pueblo movilizado, en unión Cívico-Militar, que jamás se rendirá ante ningún imperio. pic.twitter.com/JWyPIbvT2s
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, ha comentado las declaraciones del asesor de Seguridad Nacional del presidente de EE.UU., John Bolton, sobre la inadmisibilidad de la injerencia de los países "hostiles" en la situación en Venezuela.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang
Andy Wong / AP
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Geng Shuang, ha declarado este martes que las naciones latinoamericanas son países soberanos, capaces de decidir por su propia cuenta con qué Estados colaborar.
"América Latina no pertenece a ningún país y no es el patio trasero de nadie", recalcó Geng.
A continuación el portavoz de la Cancillería china subrayó que su nación "siempre apoya el desarrollo de las relacionas amistosas con los países" de la región, entre ellos Venezuela.
En el contexto de la situación actual en ese país latinoamericano, Geng hizo hincapié en que solo el pueblo venezolano puede encontrar una salida a la crisis política que vive su nación estos días. "La cuestión venezolana puede ser resuelta solo por el pueblo venezolano, la estabilidad en Venezuela redunda en interés del país, así como de la región", reiteró.
Anteriormente, el asesor de Seguridad Nacional del presidente de EE.UU., John Bolton, afirmó a través de su cuenta personal de Twitter que Washington no tolerará "potencias militares extranjeras hostiles" que impiden alcanzar "objetivos de democracia, seguridad y el Estado de derecho, compartidos en el hemisferio occidental".
"El Ejército venezolano debe estar con el pueblo de Venezuela", precisó.
The United States will not tolerate hostile foreign military powers meddling with the Western Hemisphere’s shared goals of democracy, security, and the rule of law. The Venezuelan military must stand with the people of Venezuela.
A su vez, el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza, afirmó este lunes en Twitter que Washington trata de "interferir en los programas de cooperación técnica-militar entre Rusia y Venezuela", al mismo tiempo que el país norteamericano tiene un gran número de bases militares en todo el mundo —"buena parte" de las cuales se ubica en América Latina— y "un presupuesto militar creciente de más de $700 millardos". Arreaza calificó este comportamiento de las autoridades estadounidenses de "cinismo".
Por otra parte, este 25 de marzo, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, y el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, mantuvieron una conversación telefónica donde se discutieron temas relacionados con la situación de Venezuela.
En este diálogo, Lavrov destacó que los intentos de Washington de organizar un "golpe de Estado" en Venezuela y las amenazas contra su Gobierno legítimo "están violando la Carta de la ONU", y agregó que ello constituye una "injerencia no disimulada" en los asuntos internos de un Estado soberano.
Por su parte, según cita el Departamento de Estado estadounidense, Pompeo hizo saber a su homólogo ruso que EE.UU. y sus aliados regionales "no se quedarán de brazos cruzados" mientras Rusia "exacerba las tensiones en Venezuela" con sus actividades de cooperación con ese país sudamericano. El diplomático calificó estas acciones como un "comportamiento no constructivo" pese a que se realizan de acuerdo a contratos bilaterales amparados por el derecho internacional.
El Gobierno de Venezuela ha denunciado que miles de millones de dólares que pertenecían al Estado y estaban en cuentas de bancos internacionales fueron robados. Esto fue posible gracias a las sucesivas sanciones económicas (que incluyen el congelamiento de fondos) impuestas por EE.UU. contra el país sudamericano.
Según el vicepresidente sectorial de Comunicación, Turismo y Cultura, Jorge Rodríguez, se ha dado "un proceso de sustraer los bienes que tiene Venezuela en distintos bancos" y esto ha sucedido "bajo las órdenes de la Administración [de Donald] Trump".
En una rueda de prensa desde el Palacio de Miraflores, en Caracas, celebrada el pasado sábado, el funcionario enfatizó que "con el amparo del Gobierno de Donald Trump", dirigentes opositores "le están robando todo el dinero de las medicinas, la comida, los insumos de la agroindustria y la industria a toda la Patria venezolana y se los están metiendo en los bolsillos".
Los implicados
Además, Rodríguez dio nombres de los presuntos beneficiados por estas maniobras. Entre ellos estaría Juan Planchart, que según el ministro tendría una cuenta en el banco Banesco Panamá. La denuncia en su contra se realizó a partir de capturas de pantalla de conversaciones tomadas del teléfono móvil de Roberto Marrero, jefe de despacho del diputado opositor Juan Guaidó, detenido y acusado de ser el jefe de células terroristas.
También señaló a 'Roxanna de Cúcuta' (así está registrada en el teléfono de Marrero), quién tendría otra cuenta en el Bank Of América. Esta mujer, en palabras de Rodríguez, sería la responsable de reclutar grupos de sicarios de origen centroamericano para introducirlos al país por accesos fronterizos ilegales.
Estas personas habrían recibido alrededor de 1.000 millones de dólares. Sin embargo, el funcionario explicó que "en los últimos dos meses más de 30.000 millones de dólares han sido robados".
Paramilitares centroamericanos
El titular de Comunicación, Turismo y Cultura también señaló en este sentido que se detectó la presencia de paramilitares de origen centroamericano en Venezuela. Según afirmó, ingresaron al país con el propósito de desencadenar operaciones terroristas, siguiendo órdenes del Gobierno de Estados Unidos y de la derecha nacional.
De acuerdo con sus datos, un grupo de 60 personas recibió entrenamiento por parte de una persona apodada 'El Agricultor', quien logró introducir a Venezuela al menos a la mitad de ellos.
Estos paramilitares ―según el funcionario― han estado planificando el asesinato selectivo de líderes sociales y políticos, nuevos actos de sabotaje contra el metro y el teleférico de Caracas, huelgas generales en el sector laboral, asalto al Palacio de Miraflores y acciones terroristas de falsa bandera.
"Detrás de mí está la pasta de dientes que según CNN no existe en Venezuela"
El periodista estadounidense Max Blumenthal ha visitado diversos mercados en las afueras de Caracas y ha demostrado en un nuevo video para el proyecto The Grayzone cómo se encuentran a disposición del público alimentos y productos básicos que, de acuerdo con las afirmaciones de algunos medios de comunicación de EE.UU., no se pueden encontrar en la capital venezolana.
"Detrás de mí hay pasta de dientes que, según la CNN, no existe en Venezuela", afirma el reportero, que posteriormente muestra también carne, pescado, pan y verduras, que "se venden muy por debajo del valor de mercado" al estar subsidiados por la Alcaldía de Caracas.
Durante su visita, Blumenthal también conversó con una compradora que afirmó que la gente en Venezuela "no quiere guerra" "ni a extranjeros" que busquen desatar un conflicto militar en el país. Además, la mujer sostuvo que los venezolanos no necesitan la "ayuda humanitaria" que pretende enviar Estados Unidos, subrayando que la gente tiene todo lo necesario. "Somos libres", destacó.
Anteriormente, Max Blumenthal visitó un hipermercado de la cadena Excelsior Gama en Caracas y concluyó que en la ciudad "no hay problema con la distribución o escasez de comida".
"Nada de lo que se está promoviendo tiene que ver con las necesidades del pueblo venezolano", dijo el fundador de Pink Floyd.
El músico y activista político británico Roger Waters criticó la postura que ha tomado el multimillonario Richard Branson, quien ha promovido, para el 22 de febrero, el 'Venezuela Aid Live', un concierto en territorio colombiano para recaudar "ayuda humanitaria" para los venezolanos.
"Nada de esto tiene que ver con ayuda humanitaria. Todo esto tiene que ver con que Richard Branson —y no me sorprende para nada— está trabajando para el plan de EE.UU., que no es otro que tomar control de Venezuela", expresa Waters en un video.
The Red Cross and the UN, unequivocally agree, don’t politicize aid. Leave the Venezuelan people alone to exercise their legal right to self determination.
El concierto organizado por Branson tiene como objetivo recaudar 100 millones de dólares en "ayuda humanitaria" para Venezuela. El evento se realizará un día antes de la fecha anunciada por el autoproclamado "presidente encargado", Juan Guaidó, para que ingresen al territorio venezolano los insumos enviados por el Gobierno de EE.UU. y otros países, algo que Caracas ha calificado como un "show" para justificar una "intervención militar" y deponer al gobierno de Nicolás Maduro.
"Nada de lo que se está promoviendo tiene que ver con las necesidades del pueblo venezolano, tampoco tiene que ver con la democracia, la libertad y mucho menos con ayuda", enfatizó Waters.
La historia "que nos están vendiendo" sobre Venezuela
El fundador de Pink Floyd desmintió lo que los medios de comunicación internacionales dicen sobre Venezuela.
"Tengo amigos que están ahora en Caracas, y hasta ahora no hay guerra civil, no hay violencia y tampoco hay asesinatos, no hay señales de supuesta dictadura, no hay encarcelamiento masivo de opositores, no hay eliminación de la prensa, nada de eso está sucediendo, a pesar que esa es la historia que se nos esta vendiendo al resto del mundo".
A la par del evento organizado por Branson, el Gobierno de Venezuela prepara el "gran concierto por la paz", en el puente internacional Simón Bolívar, en San Antonio, capital del estado Táchira, fronterizo con Colombia.
En la actividad, prevista para el viernes y sábado, habrá jornadas de distribución de alimentos y de atención médica.
Legendario fiscal amerciano Vicent Bugliosi, afirma tener pruebas para llevar a George Bush ante el Tribunal Supremo, por ser el responsable de la muerte de más de 100.000 americanos y un total de 1 millón 200 mil victimas, consecuencia de la Guerra contra el Terrorismo.
El plazo formal para el retiro de Irak de las fuerzas de combate estadounidenses vence este martes, en medio de un país todavía sumido en la violencia, sin que los principales partidos se pongan de acuerdo para formar gobierno.
Ante este panorama, nadie sabe a ciencia cierta cuántos han sido los muertos civiles tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2003. ¿Y en qué se basan los conteos: en la política o en la ciencia? La disparidad de las cifras es enorme. La organización de investigación independiente Iraq Body Count ("conteo de muertos en Irak") ha pedido que se haga una investigación judicial profunda sobre el número de personas muertas y heridas en esa invasión.
La cifra más baja hasta el momento es la que dio en 2005 el entonces presidente George W. Bush. "¿Cuántos ciudadanos iraquíes han muerto en esta guerra? Yo diría que 30.000", dijo el mandatario.
En contraste, la estimación más alta es de 2008 y dice que tras la operación liderada por Estados Unidos perdieron la vida más de un millón de iraquíes.
Las diferencias se deben a los distintos períodos de tiempo y las diversas definiciones de muertos en guerra. Pero aún así, las discrepancias son gigantescas. Al igual que el gobierno de EE.UU., las autoridades iraquíes prefieren citar cifras bajas, como el viceministro de Salud, Amer Al Khuzai, quien dijo que los muertos son "alrededor de 80.000".
Esa es una estimación reducida, en comparación con todas las otras disponibles, sin contar la del ex presidente Bush. ¿Cómo se llegó a esa cifra? Según le dijo Khuzai a la BBC, los muertos se contabilizan en los hospitales, donde se expiden sus certificados de defunción.
Fuera del sistema
Sin embargo, aunque el viceministro se lo negó oficialmente a la BBC, es evidente que muchas personas son enterradas sin que los funcionarios lo notifiquen.
Una cosa es la burocracia y otra la realidad. El médico iraquí Alí Husseini, que vive en Londres, ha visitado Irak dos o tres veces al año desde que comenzó la guerra en 2003.
Para él, las estadísticas no son fiables pues algunos cuerpos nunca llegan al hospital, dado que los familiares o amigos de las víctimas saben que allí no se va a hacer nada por ellas.
Cita como ejemplo áreas como el oeste de Irak, donde sólo las personas que viven allí saben sobre sus muertos, que no aparecerán en ningún registro. Los políticos británicos también usan cifras bajas. Cuando a Tony Blair se le preguntó en enero pasado sobre las muertes de la guerra de Irak en la investigación de Sir John Chilcot, citó dos organizaciones independientes, Iraq Body Count y el Instituto Brookings de EE.UU., cuyas estimaciones son de 106.000 y 112.000, respectivamente.
La cifra de Iraq Body Count ha sido ampliamente citada, no sólo por Blair, sino también por la prensa internacional. ¿Cómo se calcula? Josh Dougherty, investigador de Iraq Body Count, le explicó a la BBC que utilizan varias fuentes: informes de prensa, de organizaciones no gubernamentales, cifras oficiales, informes internos de los gobiernos y toda información "que afecte a las víctimas civiles de alguna manera".
Sin embargo, en su página de internet se aclara que las "deficiencias en el registro y las denuncias indican que las cifras pueden ser mucho más altas". La pregunta es ¿cuánto más altas?
Para Dougherty, si se incluyen los muertos en combate y los no declarados, el número real podría llegar a ser el doble o el triple. Es decir, entre 200.000 y 300.000.
Michael O'Hanlon, del Instituto Brookings, usó técnicas de investigación similares a Irak Body Count y llegó a un número similar de 112.000.
Desde el terreno La principal crítica a estas mediciones es que se realizan con métodos pasivos, en los que sólo se recopilan datos en lugar de estudiar la situación sobre el terreno, como lo han hecho otros investigadores cuyos resultados son mucho más altos. Pero para O'Hanlon éstas no son fidedignas pues en el terreno influyen las percepciones de la gente, los recuerdos y los diferentes criterios para considerar quiénes son los familiares, y que por estos obstáculos metodológicos los números resultan "inflados".
Las cifras más altas corresponden a tres mediciones hechas sobre el terreno. Una, de la Universidad Johns Hopkins, publicada en 2006 en la prestigiosa revista The Lancet, estima los muertos en 655.000, tanto producto de la violencia de la invasión como de las malas condiciones sanitarias provocadas por ésta.
El gobierno de George W. Bush y el de Irak rechazaron esa cifra. No obstante, una solicitud de libertad de la información hecha por la BBC concluyó que altos funcionarios del ministerio de Defensa británico creían que el estudio de The Lancet era, en efecto, sólido y realizado en base a buenas prácticas.
Más de un millón
Un estudio de la Organización Mundial de la Salud publicado en 2008 evita dar cifras concretas, pero sugiere cerca de 400.000 muertos. Y una tercera medición de 2008 realizada por la encuestadora Opinion Research Business, con sede en Londres, arroja más de un millón de muertos.
Francesco Cecchi, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, dice que esa cifra es demasiado alta y señala que la gran limitación de esa investigación fue la definición de familia: no queda claro si los encuestados daban información sobre los muertos de propia su casa o los del núcleo familiar más amplio.
Para Cecchi, la cifra se ubica entre los 200.000 y 500.000 muertos.
A pesar de la reticencia de los gobernantes a dar cifras altas, algunas figuras importantes apoyan esos cálculos. Cuando era candidato a presidente de Estados Unidos, John McCain le dijo al presentador David Letterman en una entrevista televisiva que para él los muertos son "cientos de miles".
Muchos investigadores -aunque de ninguna manera todos– coinciden con esa estimación. Pero sigue siendo cierto que la gente suele citar la cifra que refleja no tanto su punto de vista sobre la calidad de la investigación sino, más bien, su visión de la invasión.