Municipios
Jesús R. Cedillo
21-Diciembre-2009
El díptico de columnas publicado en este mismo espacio los pasados días 7 y 10 de diciembre, donde este columnista trató de realizar un pálido acercamiento a la vida pública y política que se desarrolla en Monclova, Coahuila, suscitó, para fortuna mía, un alud de comentarios, reclamos airados, aclaraciones y más leña al fuego del que esperaba.
Como dijo Jack, el destripador: vamos lentos y por partes. Uno: la mitad de los atentos lectores que se comunicaron conmigo me dijeron que el funcionario público y ex alcalde de Monclova, Fernando de la Fuente Villarreal era un santo. La otra mitad dijo que me había quedado muy corto en mis apreciaciones críticas: es un verdadero demonio y señor de horca y cuchillo por aquellas tierras.
Dos: recuerdo una vez más que este escritor no es juez y mucho menos verdugo, sólo procedo a recopilar documentos, hechos, actas, declaraciones, opiniones. Realizo entonces mi investigación y trato de ofrecerlo a usted, lector, para que saque su juicio y tenga a la mano elementos para su toma de decisiones diaria en los diversos estamentos de la vida: pago de impuestos, vida social, vida pública, etcétera.
Y tres: he recibido amables invitaciones de ciudadanos preocupados de otros municipios de Coahuila donde no piden, exigen que este columnista se traslade a dichas ciudades y municipios, palpe la vida y escriba textos al respecto, como lo hice con Monclovita la otrora “bella”. Atentos lectores me han invitado a Torreón, Parras de la Fuente, General Cepeda, Matamoros, Múzquiz y Nava. Prometo que en la medida de mis posibilidades monetarias y de tiempo, trataré de trasladarme a dichas ciudades y escuchar de viva voz a los diversos actores políticos.
Don Porfirio Zamora R., nativo de General Cepeda, hombre echado para adelante, como lo son los hombres del campo norteños, amén de haberme invitado generosamente a su casa, me ha contado sucintamente de todo aquello que ocurre en la antigua “Región de Patos” y claro, a la vista de la ciudadanía y las autoridades y aquello da miedo.
No menos difícil es la situación que se vive en Parras de la Fuente, pueblo mágico donde reina el caos, la anarquía, la falta de valores civiles y morales y una larga retahíla de problemas ya enquistados en la sociedad parreña. Sólo hace falta leer dominicalmente a mi compañero, elcolumnista don Alfredo Reyes Ramos, para darnos cuenta de todos los vicios anteriores que ahora son una forma de vida.
Esquina-bajan
En fin, nada nuevo bajo el sol, pero sí vale la pena dejarlo por escrito. Y es que si ya lo notó el lector, ahora las guerras electorales y políticas se pelean en todo el territorio de Coahuila, menos en aquellos bastiones que están bien controlados y domesticados, como lo son Torreón, Saltillo, Piedras Negras y Ciudad Acuña.
Hay que abordar entonces las cuestiones legales en que están sumidos los municipios de Juárez y Lamadrid (donde se les anuló el triunfo en el escritorio, lo que habían ganado en las urnas, a los partidos de la Revolución Democrática y AN, respectivamente). Vale la pena abordar lo que pasó en Múzquiz y la derrota que le infligió la ciudadanía al clan Martínez. Vale la pena abordar con detalle a Parras, ya que será el epicentro todo el año de los festejos del Centenario de la Revolución.
Municipio gobernado por el PVEM. ¿Por qué el PRI se dejó arrebatar este pueblo simbólico? Y claro, vale la pena volver a abordar la vida en Monclova y una revisada a sus ex alcaldes que han encontrado en la impunidad el arropo político a sus desaseos monetarios y su manera despótica de ejercer el poder. Un lector me mandó una fotografía donde De la Fuente Villarreal agita una banderola… ¡del PAN! Y saluda feliz a Felipe Calderón. En fin, eso de penar la traición al parecer, sólo fue una ocurrencia de Rubén Moreira.
Letras minúsculas
No se puede acusar de traidor a quien jamás ha sido leal. De la Fuente Villarreal es el mejor ejemplo.
Publicado en: http://www.vanguardia.com.mx/diario/detalle/columna/municipios/444938
Jesús R. Cedillo
21-Diciembre-2009
El díptico de columnas publicado en este mismo espacio los pasados días 7 y 10 de diciembre, donde este columnista trató de realizar un pálido acercamiento a la vida pública y política que se desarrolla en Monclova, Coahuila, suscitó, para fortuna mía, un alud de comentarios, reclamos airados, aclaraciones y más leña al fuego del que esperaba.
Como dijo Jack, el destripador: vamos lentos y por partes. Uno: la mitad de los atentos lectores que se comunicaron conmigo me dijeron que el funcionario público y ex alcalde de Monclova, Fernando de la Fuente Villarreal era un santo. La otra mitad dijo que me había quedado muy corto en mis apreciaciones críticas: es un verdadero demonio y señor de horca y cuchillo por aquellas tierras.
Dos: recuerdo una vez más que este escritor no es juez y mucho menos verdugo, sólo procedo a recopilar documentos, hechos, actas, declaraciones, opiniones. Realizo entonces mi investigación y trato de ofrecerlo a usted, lector, para que saque su juicio y tenga a la mano elementos para su toma de decisiones diaria en los diversos estamentos de la vida: pago de impuestos, vida social, vida pública, etcétera.
Y tres: he recibido amables invitaciones de ciudadanos preocupados de otros municipios de Coahuila donde no piden, exigen que este columnista se traslade a dichas ciudades y municipios, palpe la vida y escriba textos al respecto, como lo hice con Monclovita la otrora “bella”. Atentos lectores me han invitado a Torreón, Parras de la Fuente, General Cepeda, Matamoros, Múzquiz y Nava. Prometo que en la medida de mis posibilidades monetarias y de tiempo, trataré de trasladarme a dichas ciudades y escuchar de viva voz a los diversos actores políticos.
Don Porfirio Zamora R., nativo de General Cepeda, hombre echado para adelante, como lo son los hombres del campo norteños, amén de haberme invitado generosamente a su casa, me ha contado sucintamente de todo aquello que ocurre en la antigua “Región de Patos” y claro, a la vista de la ciudadanía y las autoridades y aquello da miedo.
No menos difícil es la situación que se vive en Parras de la Fuente, pueblo mágico donde reina el caos, la anarquía, la falta de valores civiles y morales y una larga retahíla de problemas ya enquistados en la sociedad parreña. Sólo hace falta leer dominicalmente a mi compañero, elcolumnista don Alfredo Reyes Ramos, para darnos cuenta de todos los vicios anteriores que ahora son una forma de vida.
Esquina-bajan
En fin, nada nuevo bajo el sol, pero sí vale la pena dejarlo por escrito. Y es que si ya lo notó el lector, ahora las guerras electorales y políticas se pelean en todo el territorio de Coahuila, menos en aquellos bastiones que están bien controlados y domesticados, como lo son Torreón, Saltillo, Piedras Negras y Ciudad Acuña.
Hay que abordar entonces las cuestiones legales en que están sumidos los municipios de Juárez y Lamadrid (donde se les anuló el triunfo en el escritorio, lo que habían ganado en las urnas, a los partidos de la Revolución Democrática y AN, respectivamente). Vale la pena abordar lo que pasó en Múzquiz y la derrota que le infligió la ciudadanía al clan Martínez. Vale la pena abordar con detalle a Parras, ya que será el epicentro todo el año de los festejos del Centenario de la Revolución.
Municipio gobernado por el PVEM. ¿Por qué el PRI se dejó arrebatar este pueblo simbólico? Y claro, vale la pena volver a abordar la vida en Monclova y una revisada a sus ex alcaldes que han encontrado en la impunidad el arropo político a sus desaseos monetarios y su manera despótica de ejercer el poder. Un lector me mandó una fotografía donde De la Fuente Villarreal agita una banderola… ¡del PAN! Y saluda feliz a Felipe Calderón. En fin, eso de penar la traición al parecer, sólo fue una ocurrencia de Rubén Moreira.
Letras minúsculas
No se puede acusar de traidor a quien jamás ha sido leal. De la Fuente Villarreal es el mejor ejemplo.
Publicado en: http://www.vanguardia.com.mx/diario/detalle/columna/municipios/444938
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