Los Ángeles Press/Guadalupe Lizárraga 26 abril 2012 |
Maestro y director de una escuela en Estado de México Foto: Agustín Estrada Negrete
Desde su detención, Estrada fue golpeado severamente por los policías locales que bajaron de una ambulancia, dice, cuando se esperaría que bajaran de una patrulla. Los hombres lo persiguieron y lo sometieron a patadas y puñetazos. Después, fue en la cárcel, donde 12 hombres, entre reos y policías, lo violaron. Una vez que su familia logró sacarlo bajo una fianza de 26 mil pesos (US 1,943 dlls), decidió hacer las denuncias ante medios de comunicación y organismos de derechos humanos, porque ni el Ministerio Público en Toluca ni el de Ecatepec quisieron aceptar su denuncia por violación sexual en el penal.
La represión se volvió más severa dos meses después, en julio de 2009. Estrada fue detenido nuevamente por policías judiciales, por sus protestas públicas que sumaban cada vez adeptos a su causa, hasta que fue víctima del atentado en el que casi pierde la vida, y sin embargo sus agresores habrían creído que su misión estaba cumplida al dejarlo tirado en lote baldío.
Agustín Estrada no sabe cómo sobrevivió a ello; sólo recuerda haber despertado en la Cruz Roja después de varios días de estar inconsciente. Físicamente torturado, pero aún con las fuerzas emocionales que los llevaron a no ceder en la denuncia de su agresión. Logró salir del país, aunque las amenazas siguieron para su madre y su hermana. Cruzó la frontera hacia el extranjero en silla de ruedas, con la petición de asilo en mano. Logró poner las denuncias ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y el 17 de marzo de 2010, la relatora especial de Naciones Unidas, Margaret Sekaggya, señaló que el caso de Agustín Humberto Estrada Negrete es uno de los casos de discriminación más notorios del país.
Actualmente, es atendido en un hospital público para sobrevivientes de tortura de países en conflicto y recibe atención psicológica. Su caso ha quedado documentado en cada uno de los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos. Su denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos en México fue puesta el dos de marzo de 2011, ante la Segunda Visitaduría General con el expediente número CNDH/2/2010/3919/Q, número de oficio 11628. Ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington, quien dio fe de estas denuncias fue el secretario ejecutivo, Santiago A. Cantón, el 30 de diciembre de 2011, bajo el asunto MC 222-09.
No hay ningún policía sancionado hasta ahora, no hay ninguna orden de aprehensión para ninguno de sus agresores ni funcionarios públicos. Sus nombres han quedado en los archivos de la CNDH. Aún así, Estrada sigue en espera de justicia e impulsando la lucha contra la homofobia desde el extranjero.
Algunos de los funcionarios y dependencias involucradas se detallan a continuación. En los expedientes, pese a que los funcionarios no respondieron a los requerimientos de los organismos de derechos humanos, puede constatarse la serie de abusos de autoridad.
El siguiente texto fue escrito por Agustín Humberto Estrada para esta edición.
Torturado
“No puedo ver…..no puedo respirar, muchos hombres me están pegando, me violan hermanita, ¡ayúdame!”
Qué difícil es vivir en un mundo tan injusto, en el cual sólo el homosexual poderoso y rico es escuchado, tapado, y protegido por los periodistas. El homosexual pobre es discriminado, asesinado, violado, descarnizado. En mis pensamientos se encuentra vivo el hermoso recuerdo de aquella estupenda fotografía que publicó un diario local del Municipio de Ecatepec, el 17 de mayo del 2007.
Me encontraba cantando la canción de rímel de la obra de teatro “La jaula de las locas” en la explanada municipal, en la caracterización de Albán. Yo vestía un vestido rojo (regalado), dos hombres me levantaban al ritmo de la coreografía, al mismo tiempo le dedicaba la canción a mi novio, el clásico hombre casado por la iglesia católica, con hijos y una bonita esposa.
A mi novio le avergonzaba que nos vieran juntos sus compañeros burócratas, y ni pensar que en público yo pudiera estar cerca de él. Tenía que distanciarme de manera significativa, pero cuando estábamos solos sus besos y caricias recorrían todo mi cuerpo. Lo conocí en 1998, durante el mandato del Gobernador Emilio Chuayffet. Él se desempeñaba como uno de tantos burócratas en el Gobierno del Estado de México.
La homofobia internalizada de mi novio Enrique Peña Nieto era letal; él era el jefe de personal de la Secretaria de Desarrollo Económico del Estado de México. Después se desempeñó como subsecretario de gobierno del Estado de México (1999-2000). Nos conocimos durante mis gestiones de apoyo como director escolar a favor de la escuela primaria Sor Juana Inés de la Cruz, (una escuela que era de cartón), ubicada en la colonia Luis Donaldo Colosio en el Municipio de Ecatepec, lo que motivó que lo viera en varias ocasiones siempre sobre este asunto, por lo que se dio un acercamiento más íntimo: Enrique Peña Nieto me tomó de la cintura, me sujetó de la cara y me plantó un beso, iniciando una relación dentro del closet.
Cuando me besaba sentía el latir de su corazón, Enrique siempre me decía: “Soy el último de tus amigos y el primero y último de tus hombres.” Nos amábamos a escondidas, teníamos sexo encima del escritorio, abajo del escritorio, en su silla, en la alfombra y en algunos hoteles del paseo Tollocan. El ejerció distintas tareas como burócrata en el Estado de México como Presidente del Consejo Directivo del Instituto de Seguridad Social del Estado de México, presidente del Consejo Interno del Instituto de salud del Estado de México, además de vicepresidente para el Estado de la Junta del Gobierno para el sistema de de Desarrollo Integral de la Familia, entre otros puestos. Teníamos encuentros sexuales furtivos que disfrutábamos plenamente pero siempre dentro del closet. Él me buscaba insistentemente. En muchas ocasiones me dijo que tendría que casarme y tener hijos porque de otra manera no podría esperar tener una carrera y vida productiva en la política dentro de nuestro partido, el PRI.
Enrique siguió ocupando cargos públicos como diputado por el distrito XIII de la LV legislatura, su promiscuidad era más obvia y se relacionaba con más hombres y mujeres.
Para entonces, yo solicité mi cambio a educación especial, al centro de atención Múltiple (CAM) 33 y 34 Roberto Solís Quiroga y José de Jesús González. Como diputado le solicité apoyo a Enrique para que se promoviera una ley en la que se buscaba que los niños y jóvenes con discapacidad recibieran atención a nivel de secundaria y preparatoria. Él se negó a apoyar la iniciativa argumentando que el gobierno de Montiel no tenía presupuesto para sostener esa iniciativa, pero debido a mi insistencia logré que la diputada Maribel Alba Olvera, del PRD, tomara la iniciativa y la subió a votación a la tribuna. La ley se ganó por unanimidad. Enrique Peña Nieto me acusó de traicionarlo. Mientras los demás diputados me reconocían como innovador, Enrique me acusaba de “prostituta política”.
Esto ocasionó una fuerte pelea. Enrique Peña Nieto intentó una reconciliación que tuvimos en la oficina de la bancada priista, en la cámara de diputados, donde él era el presidente. Enrique Peña Nieto me bajó el cierre de mi pantalón y me hizo sexo oral, y yo perdoné de inmediato su ofensa. Lo que hice fue ayudar a las personas con discapacidad y no me interesaba lo que él pensaba. Cuando mi novio Peña Nieto fue el forma candidato a la gubernatura del Estado de México por dedazo de Montiel, en ese contexto visitó San Isidro Atlautenco, localidad que se encuentra cercana a la colonia Ciudad Cuauhtémoc. Eruviel me pidió que apoyara al partido con votos y, ellos –a cambio– apoyarían a las personas con discapacidad.
Así a mediados del 2005, llegó el momento esperado: Enrique se retiraba del lugar y Eruviel Avila Villegas me acercó entre la multitud a Enrique, recuerdo que le acaban de operar la nariz a Eruviel.
Eruviel me cubrió entre la multitud y al mismo tiempo que me protegía, el pene de Eruviel erecto tocaba mi espalda, y Eruviel me apretaba fuertemente. Cuando llegamos con Enrique, Eruviel recibió un codazo en su nariz operada, de las mujeres a las que el PRI les paga para que digan que Enrique es guapo. Eruviel con una conducta mañosa le dijo a Enrique:”Candidato, es el maestro Agustín, mi ahijado, él trabaja de forma excelente con los grupos vulnerables y tiene el apoyo de mucha gente, aquí en Ecatepec. Era del PRD, pero yo ya lo pasé al PRI”.
Enrique le contestó: “Sí, ya lo conozco. Me da gusto verte, estoy seguro que ahora sí vamos a trabajar en apoyo a los discapacitados”. Enrique subió a su camioneta y yo solo sentí el calor del semen de Eruviel en mi espalda.
Firmó entonces ocho compromisos ante una notaria pública de la tercera edad y, por supuesto priista, el 29 de mayo del 2005. Fueron ocho puntos que nunca cumplió.
Enrique pensó que como yo era su novio no le exigiría el cumplimento de los acuerdos pero se equivocó, porque lo hice. Cuando me caractericé el 17 de mayo del 2007 del personaje de Albán, en la feria de la Lucha contra la homofobia, en el marco del Día internacional contra la homofobia, utilicé un vestido rojo, pero la intención era sólo denunciar la discriminación de la que son víctimas las personas LGBTTTI, ya que en más de una ocasión –por ser homosexuales–, Eruviel y yo hemos recibido la burla de algunas personas, pero las mujeres transgénero son brutalmente asesinadas en Ecatepec. El mismo Eruviel cuando se candidateó por segunda ocasión para presidente municipal me prometió realizar acciones afirmativas para combatir este conflicto desde su nuevo gobierno, pero solo era política: Enrique y Eruviel tienen la maña de decirle a las personas lo que las personas quieren escuchar de ellos, sin cumplir sus promesas y las personas hasta les aplauden.
Vino entonces una entrevista solicitada por Gerardo Dorantes Mora, director del gobierno del Estado de México en el municipio de Ecatepec quien me preguntó: “Maestro Agustín, ¿por qué un vestido rojo?, ¿qué trato de hacer? ¿A quién quería denunciar? Está consciente de las repercusiones negativas que este hecho trajo, ¿usted ya sabe a quién?... Las instrucciones que tengo para ti, es que digas que sólo era una broma, que tú no eres homosexual.”
Hoy en el exilio entiendo de lo que me hablaba. Recuerdo que cuando me entrevisté con mi novio y verdugo en la Universidad de Netzahualcóyotl, Enrique Peña Nieto me dijo: “Si se te ocurre decir que cogíamos, no vivirás para contarlo, porque todavía te quiero. Busca al secretario de educación, te va a apoyar con una licencia con uso de sueldo. Cuando se termine la licencia, no regresarás a los CAM, lo que harás es renunciar al sistema educativo. Te voy a dar una liquidación como trabajador al 100%. Cometiste un grave error en transvestirte. Ya no puedo volver a verte ni a estar contigo. Si no haces lo que te digo te voy a romper la madre”.
Siempre me negué a aceptar su propuesta, por lo que al mes me llegó la acusación de la contraloría en la que se me acusaba de haberme presentado vestido de mujer a la escuela de educación especial el 17 de mayo del 2007, y como prueba en mi contra se utilizó la foto que se publicó en el periódico local. Nunca me presenté vestido de mujer a la escuela. Enrique ha sido letal conmigo, lo denuncié el pasado 10 de Julio del 2009 de ser autor intelectual de la violación sexual en el Ministerio Público de Ecatepec. Enseguida me llegó otra detención fabricada por funcionarios del gobierno del Estado de México y se me ingresó por segunda vez a un penal.
“Con que denunciado a tu camote el gobernador!!! Al gobernador y a Eruviel se les respeta, putito de mierda”.
“No puedo respirar… la bolsa de plástico me corta la respiración”.
Sostengo lo que aquí denuncio porque es la verdad. Porque me consta, porque lo viví, por un México sin homofobia ni tortura.
Agustín Humberto Estrada Negrete
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