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martes, 30 de abril de 2019

ESPIA RUSA ES CONDENADA EN EU


Durante cuatro años, una rusa acusada de ser agente encubierta perseveró en su esfuerzo osado por infiltrarse en círculos conservadores e influenciar a republicanos poderosos mientras en secreto se mantenía en contacto con agentes de inteligencia rusos, un funcionario ruso de alto nivel y un oligarca multimillonario cercano al Kremlin a quien llamaba su “financiador”, según dijeron fiscales federales el 18 de julio.
La mujer, Maria Butina, llevó a cabo su campaña a través de una serie de engaños que comenzaron en 2014, si no es que antes, dijeron los fiscales. Mintió para obtener una visa de estudiante con el fin de hacer un posgrado en la American University, en Washington, en 2016. Al parecer, con la esperanza de obtener una visa de trabajo que le permitiera quedarse más tiempo, le ofreció sexo a un estadounidense a cambio de un empleo. Se mudó con un agente político republicano que casi le doblaba la edad, a quien describía como su novio. Pero en privado expresaba “desprecio” por él y le pedía que le hiciera la tarea, dijeron los fiscales.
En una audiencia dramática de dos horas en el Tribunal Federal de Distrito, los fiscales dijeron que Butina, quien está acusada de conspiración y de fungir ilegalmente como agente del gobierno ruso, fue la persona responsable de una campaña calculada y de larga duración con el objetivo de influir en políticos de alto nivel para que actuaran de manera conveniente para los objetivos de Moscú. Aunque los fiscales no mencionaron específicamente a ningún partido ni a ningún político, queda claro que los esfuerzos de Butina estuvieron dirigidos a líderes republicanos, sobre todo a los que tenían aspiraciones de llegar a la Casa Blanca en 2016, entre ellos Donald Trump.
“Se le debe considerar en el mismo nivel que a otros agentes encubiertos rusos”, dijeron los fiscales en un memorando.
En general, describieron lo que parece ser otra rama de los esfuerzos del gobierno ruso por influir u obtener información acerca del proceso político estadounidense. Mientras los oficiales militares de inteligencia rusos atacaban las computadoras y cuentas de correo electrónico de la campaña de Hillary Clinton y de organizaciones del Partido Demócrata, Butina procuraba conexiones en el lado republicano bajo la dirección de un funcionario; se cree que se trataba de Alexander Torshin, el vicegobernador del Banco Central de Rusia, quien ha establecido vínculos con los servicios de seguridad rusos, de acuerdo con los expedientes del caso.
En secreto, ella y otros abrieron el camino para una operación de 125 000 dólares con el objetivo de procurar conexiones con líderes republicanos a través de una red de contactos en la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y grupos religiosos conservadores, entre ellos los organizadores del Desayuno de Oración Nacional, dijeron los fiscales. “La campaña encubierta de influencia por parte de la acusada involucró planeación, coordinación internacional y preparación significativas”, dijeron.
La jueza Deborah A. Robinson del Tribunal Federal de Distrito le negó la fianza a Butina, pues aceptó el argumento de los fiscales de que era muy probable que huyera del país. Los fiscales presentaron cargos criminales después de que agentes informaran a lo largo del fin de semana que estaba sacando dinero del país, había empacado cajas, había buscado rentar un camión de mudanzas y había cancelado el arrendamiento de su apartamento. La jueza Robinson señaló que Butina, cuyo nombre también se deletreaba como “Mariia” en los documentos del tribunal, podría recibir una sentencia de hasta quince años en prisión de ser condenada.
Aunque no la han acusado de espionaje, los fiscales dijeron que Butina se mantuvo en contacto con agentes de inteligencia rusos. En marzo, cenó con un diplomático ruso que los fiscales describieron como un presunto oficial de inteligencia ruso. Se fue de Estados Unidos dos semanas después, más o menos en las fechas en que fueron expulsados del país una decena de funcionarios de inteligencia rusos a causa del envenenamiento de un informante británico.
Su lista de contactos incluía una cuenta de correo electrónico asociada con el Servicio de Seguridad Federal (FSB), la agencia de inteligencia rusa que es el principal sucesor de la KGB soviética, y agentes del FBI que catearon su apartamento encontraron una nota escrita a mano que decía: “¿Cómo responder a la oferta de empleo del Servicio de Seguridad Federal?”. También fue fotografiada con el exembajador de Rusia en Washington.
Fácilmente podría quedar fuera del alcance del Departamento de Justicia simplemente subiéndose a un auto de la embajada, dijo Erik M. Kenerson, un abogado especializado de la Fiscalía de Estados Unidos. Rusia no extradita a sus ciudadanos para su procesamiento en Estados Unidos.
El abogado de Butina, Robert N. Driscoll, intentó distanciar a su clienta de la interferencia de Moscú en la elección de 2016. Enfatizó que Butina no fue acusada por el fiscal especial que investiga la interferencia por parte de Rusia, Robert Mueller, y que no debe ser agrupada con más de veinte rusos acusados de infiltrar las computadoras de organizaciones demócratas o de utilizar ilegalmente las redes sociales para intentar influir la elección.
“Butina no actuó como agente en ninguno de estos temas serios o relevantes” que involucran la relación entre Estados Unidos y Rusia, dijo Driscoll. “No tiene nada que ver con Mueller”.
Mariia Butina
En Moscú, los funcionarios del gobierno ruso dijeron que Butina, quien se declaró inocente de los cargos, era un peón en un juego geopolítico más grande. “Parece que alguien tomó un reloj y una calculadora para determinar cuándo debía adoptarse la decisión del arresto de Maria Butina”, dijo durante un informe Maria Zakharova, la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia. Los cargos en su contra se “programaron deliberadamente”, dijo, para socavar los resultados de la reunión cumbre entre Trump y el presidente ruso, Vladimir Putin.
La audiencia, que Butina presenció impávida casi en todo momento, también reveló una investigación federal más grande acerca de sus actividades de lo que se conocía antes. Driscoll reveló que los investigadores de la Comisión Federal de Elecciones habían cuestionado a Butina acerca de “si se habían hecho ciertas donaciones a una campaña política”. Los fiscales revelaron que el agente político republicano de Dakota del Sur que creó una empresa con ella en 2016 fue objeto de una investigación de fraude. Aunque no fue identificado en la acusación, se cree que es Paul Erickson, de 56 años, a quien Butina describió como su novio.
Durante este último año, los agentes del FBI han estado vigilando a Butina, quien se graduó en mayo de la maestría en Relaciones Internacionales.
En un cateo de su apartamento cerca de la American University en el vecindario de Tenleytown, Washington, los agentes del FBI descubrieron una serie de mensajes entre Butina y Torshin —quien, al igual que ella, trabajó para crear contactos con funcionarios de la NRA—. Después de que apareció en varios artículos noticiosos, Torshin la equiparó con Anna Chapman, una agente de inteligencia rusa que fue arrestada en Estados Unidos en 2010, se declaró culpable de conspiración para fungir como agente rusa y fue deportada a Rusia como parte de un intercambio de prisioneros estadounidenses.
“¿Tus admiradores aún te piden su autógrafo? Has eclipsado a Chapman”, escribió Torshin.
En las semanas previas a la elección, ambos acordaron que ella debía mantener un perfil bajo y Butina dijo que vivía “de manera clandestina”. Sin embargo, después de que Butina le envió una fotografía a Torshin en la que aparece cerca del Capitolio de Estados Unidos el día de la inauguración de Trump, él exclamó: “¡Eres temeraria! ¡Qué puedo decir!” Ella respondió: “¡Tengo buenos maestros!”.
“Estas no son palabras de alguien que está aquí solo para estudiar en la American University”, argumentó Kenerson.
Por primera vez, los fiscales también vincularon a Butina con un adinerado oligarca ruso a quien no se mencionó, pero de quien se dijo que tenía una profunda relación con la presidencia del Kremlin y a menudo viaja a Estados Unidos. Butina en repetidas ocasiones se refirió al empresario como su “financiador”, dijeron. Antes de su primer viaje a Estados Unidos a finales de 2014, se reunió con él y se comunicó con otro empresario ruso adinerado mediante mensajes de texto acerca de su presupuesto de viaje, de acuerdo con documentos del tribunal.
De acuerdo con los fiscales, el oligarca le dijo a Butina: “Quiero que vayas a trabajar a Estados Unidos, no que hagas un viaje turístico”. Más tarde, preocupada de que sus viajes frecuentes con visas de corto plazo llamaran demasiado la atención, Butina planeó cómo obtener una visa de trabajo, según dijeron, y ofreció sexo a cambio de un empleo en “una organización de especial interés” no identificada.
Aunque su abogado dijo que Butina mantuvo un promedio excelente de 4,0 en la American University, los fiscales describieron sus estudios de posgrado como su “coartada”. Erickson la ayudó a completar exámenes y tareas, comentaron. Aunque es su vínculo más cercano con Estados Unidos, “parece que trata esa relación simplemente como un aspecto necesario de sus actividades”, se señaló en el memorando del gobierno.

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