BLOG DE ANÁLISIS Y PERIODISMO PROPOSITIVO

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miércoles, 10 de febrero de 2010

ESTUPIDEZ POLITICA

LA OBSESIÓN POR DECIR ESTUPIDECES

Conrado García Jamin

No cabe duda que vivimos inmersos en un modelo decadente de sociedad en la que se aplaude y premia a quienes mejor mienten, simulan, engañan o reflejan externamente un talento o virtuosismo que solamente existe en la imaginación.
Y voy a demostrarlo partiendo del concepto que hace pocos días me recordó el estudioso del comportamiento humano, José de Jesús Padua, quien espetó: La obsesión puede ser definida como un pensamiento que no podemos dejar de tener, y que se repite una y otra vez.
Asimismo, la compulsión se presenta en forma de actos o acciones que no podemos evitar llevar a cabo. Por ejemplo, el amante abandonado no puede dejar de pensar en su amada, en la forma en que se dio la ruptura o en los momentos felices; no deja de llorar y a pesar de las razones lógicas que pueda tener para no llamarle, no puede evitar la compulsión de marcarle por teléfono.
Pero en nuestro país y -para que no se pongan celosos por exclusión- en otras naciones del mundo, los políticos han desarrollado la compulsión de decir estupideces, sandeces, incongruencias, barbaridades y usted decida que otro sinónimo utilizar.
DIPUTADO PERREDISTA
Comenzaré con el legislador perredista Ariel Gómez León, quien también es locutor de una estación radiofónica y no pudo contener la compulsión de decir tarugadas al aire, que si bien es una práctica común de muchos locutores, su persona es figura pública por el cargo que ostenta.
Gómez León, al referirse a la desgracia que enfrentan nuestros hermanos caribeños por los efectos del terremoto que destruyó Puerto Príncipe y otras ciudades, dijo que los haitianos muestran cara de una “insaciable abusivez (sic)” y “como todos son negros y se parecen tanto, habría que marcarlos con tinta indeleble para que no se les repita la ayuda; la tinta tiene que ser blanca porque la que usa el IFE no se les notaría por tan negros”.
¿Qué le parece? Y claro que de inmediato, aunque la compulsión había ganado la partida, el grupo parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados exigió a su compañero de bancada Ariel Gómez León solicitar licencia al cargo, y al gobierno de Chiapas aplicar las sanciones previstas en la ley local contra la discriminación por las expresiones racistas del también locutor de radio sobre el pueblo de Haití.
Los perredistas reiteraron su solidaridad y compromiso humanitario con la nación caribeña y se deslindaron de sus declaraciones discriminatorias.
El legislador aludido insistió en diversas entrevistas que todo se trató de una broma difundida porque el micrófono se quedó abierto; quiso dar por zanjado el tema, al informar que ya había enviado un correo electrónico al embajador de Haití en México, Robert Manuel, para disculparse.
Por lo pronto, la compulsión por decir una estupidez, le acarreó al legislador y locutor Ariel Gómez León que la dirección nacional y la Comisión de Garantías del Partido del sol azteca, “le someta a la mayor brevedad al proceso disciplinario correspondiente y se emita un resolutivo especial que, con todo rigor, sancione su comportamiento, el cual violenta los principios, el ideario y los estatutos del PRD”.
A su vez, la Comisión Política Nacional analizará en su próxima reunión la posible penalidad, que podría ser incluso la expulsión del diputado. El presidente del partido, Jesús Ortega, resaltó que el PRD combate la discriminación y el racismo, además de alentar el principio de solidaridad.
HASTA MANLIO FABIO
La compulsión no respeta partidos ni credos. Por ejemplo, al cierre de ésta edición el senador Manlio Fabio Beltrones quien al mismo tiempo es el líder del PRI en el Senado, hizo lo suyo al declarar sobre la pretendida reforma política: “No es el Senado quien descalifica la iniciativa de Calderón, es la inteligencia del país, quien dice: ‘No estoy satisfecho. Nos parece poco integral, inconexa’”. (Reporte Índigo, enero de 2010).
¡Perdón! Imagínese usted a “la inteligencia del país” muy indignada (porque al parecer es de género femenino) y… ¡hablando!
Claro que se vale preguntar ¿y quien se arroga la propiedad de la inteligencia nacional?
Porque definitivamente no está en los legisladores que ya sabemos como llegan, como operan y a beneficio de quien trabajan.
Tampoco en los comodinos Ministros de la Suprema Corte que representan sus propios intereses y ganan sueldos insultantes.
Repito: ¿A cual “inteligencia del país” se refirió Manlio Fabio? Y no me vengan a salir con el cuento de que es “el pueblo”, porque si en algo son expertos los tres partidos (unos con mayor grado) es en el manejo, control y manipulación de las masas.
Entonces, urge que el Senador Beltrones aclare qué forma tiene la “inteligencia del país”, como es que habla y lo principal: ¿Quién la tiene secuestrada?
Esto que ocurre es deprimente y no cito más casos porque termino con el espacio disponible, aunque creo que vale la pena desarrollar luego una columna dedicada a la compulsión estúpida de la semana, o algo así.
Prefiero cerrar con un texto compartido por el periodista y bohemio Filemón Alonso-Miranda, quien en unas líneas nos expresa la razón por la cual llega el hartazgo al ser humano y opta por otra salida:
Iba con mi iPod a todo volumen, derramando notas musicales en la oreja. Pensando en todo y en nada, pero tiendo más a lo segundo. Me voy siempre rumbo a la dispersión y el autismo. No me interesa hablar con alguien en la calle. No quiero encontrarme con un conocido. Quiero ser invisible.
Creo que eso nos pasa a todos los mexicanos cuando escuchamos a nuestros gobernantes: queremos ser invisibles y hasta le agregaría… sordos.

http://www.centrodeinteligenciapolitica.com/2010/02/la-obsesion-por-decir-estupideces.html

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