Un nuevo fenómeno sorprende al mundo y causa alarma entre especialistas en psicología y sanitaristas.
La revista universitaria británica Varsity ha destapado al gran público un fenómeno que entre los universitarios europeos ha sido una leyenda urbana desde hace años.
Cientos de estudiantes de la prestigiosa Universidad de Cambridge, en Inglaterra, trabajan como strippers, prostitutas y acompañantes sexuales para pagar las elevadas cuotas de la casa de altos estudios británica.
De acuerdo con una investigación de la revista de estudiantes de la Universidad de Cambridge, Varsity, los costos para estudiar en la institución son tan elevados, que muchas alumnas no han tenido más opción que prostituirse.
Los testimonios son preocupantes, porque iluminan un hecho cada vez más frecuente: la prostitución de las estudiantes que deben pagarse sus costosos estudios.
Una joven declaró que se había acostado con "más de 40 hombres en dos meses. Estaba en mi primer año en la facultad y ganaba cerca de mil libras a la semana (2.070 dólares). Con mi anterior trabajo por horas no ganaba lo suficiente; en cambio ahora tengo más tiempo para estudiar y divertirme".
Y como el suyo hay varios ejemplos. Varsity, que tomó testimonios sólo en la Universidad de Cambridge, destapa un fenómeno extendido por toda Europa. Miles de jóvenes prefieren tener sexo con sus compañeros de facultad a cambio de dinero antes que ejercer el típico trabajo de estudiantes como camareras o babysitters.
En el Reino Unido, sólo las tasas universitarias pueden alcanzar los 6.000 dólares anuales. Y eso en universidades públicas. Los precios de las privadas son prohibitivos para la clase media.
A esto hay que sumar el alquiler del apartamento, gastos semanales, viajes para volver de vez en cuando a casa... a fin de mes se llega con el agua al cuello. Pero hasta ahora los estudiantes completaban sus ingresos con trabajos esporádicos, atendiendo mesas de restaurantes, dando clases particulares o cuidando niños.
Una nueva generación considera, según Varsity, que eso es "trabajar" y que pueden ganar más plata prostituyéndose. Según la revista, muchas lo hacen de una forma que no les provoca problemas éticos. Cuando ven a un chico que les gusta se dejan seducir. Así son ellas quienes eligen a sus clientes.
El sindicato estudiantil francés Sud-Etudiant publicó en octubre del año pasado en el diario francés Le Figaro su propio estudio sobre este fenómeno. Según sus datos, en Francia hay al menos 40.000 chicas (los chicos apenas llegan a 5.000) que alquilan sus cuerpos, de una población universitaria femenina que no llega a 800.000 estudiantes. Fenómenos similares ocurren, según Sud-Etudiant, en España, Italia, Bélgica, Holanda y Polonia.
A veces no hace falta siquiera llegar al contacto físico: basta una webcam y un sitio web, pues parece que hay mirones dispuestos a pagar 200 dólares por hablar, a través del ordenador, con una chica medio desnuda.
Morgana, una italiana de 22 años de la Universidad Sapienza de Roma, contó al portal de Internet StudentiMagazine que llega a ganar hasta 4.000 dólares mensuales "por sentarme cómodamente delante de mi PC". Una italiana incluso publicó sus experiencias en "Diario de una webcamgirl".
MEXICO
En Guadalajara el mercado erótico atrae cada vez más a las adolescentes que ejercen la prostitución; algunas lo hacen para sufragar sus estudios; otras por placer y porque, así lo admiten algunas de ellas, ganan lo suficiente para consumir lo que les gusta.
Lo cierto es que la falta de oportunidades laborales y la doble moral son los factores que las orillan a ese tipo de actividades, sostiene el psicólogo de la Universidad de Guadalajara José de Jesús Gutiérrez, quien advierte que, en lugar de satanizarlas, las autoridades deben atender este problema.
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Ella acepta hablar con el reportero sobre su quehacer. Se acomoda en un sillón y comienza a relatar que se metió en esto porque el dinero no le alcanzaba para pagar la carrera de mercadotecnia. “La agencia me promociona y se lleva un porcentaje de 40%. Me contactan con clientes elegantes, como gerentes o empresarios, que vienen a Guadalajara y necesitan una dama de compañía”, dice.
Admite que el paquete incluye otro tipo de servicios, como masajes, sexo oral y coito. Presume que le ha tocado atender a algún político. “Es un servicio personalizado –dice–, pero sin caer en lo vulgar”.
Denisse atiende en promedio 10 clientes por mes y sus ingresos son de hasta 80 mil pesos. Dice que esa actividad le exige una disciplina: “Tengo que ir seis días a la semana al gimnasio, cuidarme físicamente, comer sano, estar al tanto de la moda y verme siempre despampanante, como una reina de belleza”.
TIEMPOS DE COMBATE
El investigador José de Jesús Gutiérrez Rodríguez sostiene que la prostitución ya no es como antes.
Dice: “Desapareció aquel cabaret, aquel burdel o casa de citas; ahora el punto de encuentro está en bares de alto nivel socioecónomico, en el ciberespacio o en los mensajes de celular”.
Según el especialista de la UdeG, “las universitarias tienen la preparación académica para utilizar ese tipo de herramientas tecnológicas y otras más avanzadas. Les permite promocionarse mejor, cobrar más dinero, y no todas trabajan con la lógica indiscriminada, sino que son selectivas con los clientes que eligen”.
No todas pueden moverse en ese mundo de elite, admite. “Las menos agraciadas físicamente utilizan estrategias agresivas para promocionarse. Su ventaja competitiva es que cumplen todas las fantasías y cualquier tipo de mórbidas peticiones”.
Tal es el caso de Karla, una joven de 19 años que estudia diseño gráfico.
“Empecé en esta actividad desde hace seis meses. Me pagaban muy poco en la imprenta donde trabajaba. Por broma puse un anuncio en internet y en dos días me cayeron tres clientes. Al ver las ganancias me salí de la imprenta y ya me dedico sólo a esto. Además de que el sexo me gusta”, dice.
Su preparación universitaria la ayudó a entender que podía tener más ganancias aumentando el número de servicios. Apenas cobra 300 pesos por hora del servicio básico (coito), pero atiende hasta 60 ó 70 clientes por mes, lo que le genera ingresos superiores a los 20 mil pesos mensuales.
“Esa es la diferencia entre las callejeras y yo. Que puedo promocionarme mejor y encontrar ventajas que otras no explotan”, declara con orgullo.
Entre sus tarifas están las siguientes: 700 pesos por masaje, sexo oral y vaginal, 600 pesos el servicio a parejas de hombre y mujer (conocido como orgía o trío) y 800 pesos por acostarse con dos hombres al mismo tiempo y tener doble penetración. Dice que sus clientes tienen entre 25 y 45 años, aunque algunos son más grandes.
“He tenido que hacer de todo. Una vez me acosté con un cliente vestido de mujer. Otra, practiqué el sadomasoquismo, pues el cliente actuaba como perro y yo tenía que ser su ama; yo era la dominatriz, él se humillaba. No sé cómo le hice para no carcajearme frente a él. Algunos son fetichistas, me lamen los pies o quieren que me ponga tacones altos, que me vista de colegiala o de enfermera”, relata Karla.
Y advierte que en este negocio no se vale enamorarse. “Si me enamoro pierdo dinero. Hay clientes que me llegan a gustar, pero no por eso voy a dejar de cobrarles”, apunta.
Denisse, por sus características físicas, ha robado el corazón de muchos de sus clientes. “Hasta me mandan chocolates y flores –presume–. Cuando esto llega a suceder, es preferible dejar de ver al cliente”.
RIESGOS DEL OFICIO
El investigador José de Jesús Gutiérrez Rodríguez, el único que ha dado seguimiento a la prostitución universitaria, sostiene: “Hay varias maneras de dedicarse a ese negocio. No se trata sólo de recibir dinero, sino también favores. Algunas chicas consiguen un empleo importante en una empresa u oficina (sic) de Gobierno, donde alguien influyente les ayuda a ascender a cambio de sus servicios sexuales”.
Asegura que hay incluso quienes recurren a esa práctica para elevar sus calificaciones, ofreciendo favores sexuales a los profesores o directivos escolares.
También hay hombres que se dedican al sexoservicio. Algunos bailando como strippers. “A veces tienen relaciones con las asistentes a las despedidas de soltera; otros son gigolós de tiempo completo y ofrecen servicios para homosexuales o bisexuales. Los hombres son los que menos se dedican a prostituirse, porque una mujer que quiere sexo no necesita pagar, donde quiera encuentra hombres disponibles gratis. Por eso los principales usuarios son gays”, añade Gutiérrez Rodríguez.
Quienes ejercen la prostitución saben que ese oficio no puede durar toda la vida, pero algunas insisten en quedarse el mayor tiempo posible en el mercado erótico. “Se cree que duran cinco años en la prostitución. Pero muchas siguen al darse cuenta de las ventajas de la independencia económica y de no tener compromisos. Algunas juran que durarán poco, que su única meta es conseguir un terreno, una camioneta”, dice el investigador de la UdeG.
Denisse, por ejemplo, asegura que sólo trabajará dos años más en este negocio.
“Terminaré mi carrera, tendré un buen empleo y me casaré. No necesito hacer esto toda mi vida”, afirma.
Aunque sea practicada por universitarias, la prostitución tiene bastantes riesgos. Su educación las hace protegerse de las enfermedades de transmisión sexual, pero sufren violencia física, psicológica o hasta extorsiones, considera Gutiérrez Rodríguez.
“Yo lo aprendí a la mala”, afirma Karla, quien prefiere no profundizar en ese amargo recuerdo. Confiesa que un cliente la golpeó, por lo que ahora se niega a realizar trabajos a domicilio.
–¿Te gustaría casarte, tener hijos? –pregunta el reportero a Karla.
–Me gustaría… Pero no me lo imagino.
–¿Por qué?
Antes de contestar, se lleva el cigarro a la boca y mientras exhala el humo suelta la respuesta con un dejo de rencor:
–Es falso que vas a ser feliz toda tu vida con un príncipe azul. Nadie va a entregar su vida por ti… ¿Por qué habría yo de entregar la mía? No existe la fidelidad. Es un mito. No he conocido ningún hombre fiel…
–Creo que la felicidad no existe.
La manera de ver el mundo cambia para estas chicas.
–¿A quién le mientes para dedicarte a esto? –se le pregunta a Denisse.
–A mis papás… a mi novio. Ellos piensan que soy modelo.
–¿No tienes miedo que te descubran?
–La verdad, sí. En mi caso sería horrible. Sé que no lo aceptarían.
El psicólogo de la UdeG agrega que otro de los riesgos es el alcohol y las drogas. Tarde que temprano las jóvenes que ejercen la prostitución, agobiadas por los sentimientos de culpa, terminan por caer en el vicio. Y cuando sus familiares o sus novios las descubren, entonces surge la tragedia.
Y concluye: “No satanicemos a quienes se dedican a eso. Esto realmente refleja una problemática. Guadalajara es una ciudad de doble moral. Poderoso caballero es don dinero que todo lo justifica y el comercio del sexo finalmente viene a satisfacer la necesidad del hombre que, por naturaleza, es un ser sexual.
“Ante esa oferta, hay quienes ven la oportunidad de sobrevivir en medio de la falta de oportunidades laborales.
“Esa es una realidad. Ese fenómeno no se tiene que ver desde un punto de vista moralista, sino que es un llamado a las autoridades que no han implementado las estrategias para que la gente encuentre una posibilidad económica digna para desarrollarse. Ese es el verdadero meollo del asunto. Esta sociedad capitalista y consumista que destruye los sueños”.
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