BLOG DE ANÁLISIS Y PERIODISMO PROPOSITIVO

BLOG DE ANÁLISIS Y PERIODISMO PROPOSITIVO
La verdad nos hará libres...

lunes, 26 de septiembre de 2011

¿DONDE ESTÁ EL AMOR?


Lilia Cisneros Luján
prensa@cocuac.org.mx

Un día negro, dicen a 10 años de distancia, quienes han hecho de la “victimización” una moda del siglo XXI. A las terribles imágenes de aviones que se estrellan, torres desplomadas, edificios siniestrados y campos calcinados, se agregan voces. Controladores de vuelos, mensajes de celulares, testimonios de víctimas, quejas de los discriminados –migrantes, latinos y sin papeles–hablan sobre fotos de perpetradores, rostros ensangrentados, ruinas y ojos llorosos, en una expresión verbal machacona que pudiera ser parte de cualquier guión cinematográfico.

Por supuesto también se expresan aquellos nunca convencidos de la versión oficial, con menor intensidad es cierto, pero sobre todo a través de las redes, volvemos a recibir argumentos, cálculos, hipótesis, críticas a un sistema global basado en la ganancia de negocios “lícitos” entre los cuales uno de los más jugosos es la guerra.

Por el “milagro” de la inaudita rapidez con la cual viaja la información, quienes hace una década eran bebés o aún no usaban internet, hoy son “informados” de la única historia acerca del 11 de septiembre del 2001, en Estados Unidos. Hasta el escritorio de los internautas en cualquier rincón de mundo, a una velocidad sorprendente, llegan y se repiten las mismas imágenes, adosadas de cuando en cuando de opiniones acerca de la perversidad de Bin Laden; no el exsocio de un presidente, nunca el asesinado a mansalva, sólo el terrorista perverso, cuyas acciones le dieron tintes de justificación a más de una invasión, intervención, o garantía de custodia democrática.

¿Qué se sabe de los niños, esposas, madres y familiares en general que han quedado en medio de este conflicto de intereses económicos? ¡Bien! por darnos a conocer el sufrimiento de los huérfanos, viudas y parientes de los muertos en las Torres Gemelas, es un elemental acto de reflexión acerca de las consecuencias derivadas de los diferendos, pero: ¿No hubo también afectados del otro lado? ¿Cuántos ciudadanos del mundo fueron injustamente tratados, discriminados, vejados y hasta privados de su libertad sólo por ser musulmanes o parecerse a éstos? ¿Hablamos sólo de 3 mil? O son más, los afectados por las guerras iniciadas e intensificadas con la justificación del atentado. Ya no nos sorprendemos del "milagro" que representa que la información viaje por el espacio, desde cualquier parte del mundo hacia nuestro escritorio y viceversa. En la vorágine del derecho a ser informados rápidamente queda poco espacio para la reflexión: ¿Cuál fue la verdadera causa de tanto odio mutuo? ¿Pensaron los actores de esta “guerra santa” en que ni Cristo, Jehová, ni Mahoma justifican la falta de amor al prójimo? ¿Se han engrandecido los soldados de alguna de las partes? ¿Merecían, decenas de jóvenes, ser condenados a una vida mutilada, por “tesoros” –petróleo, minerales, agua, etcétera– que nunca habrán de ser suyos? ¿Quién responderá a las generaciones futuras por el crimen de haberles dejado un mundo convulsionado, contaminado, robotizado e injusto?

Luego de un siglo XX –calificado por muchos como el de la ciencia– en el cual la población aumentó, por la disminución de muertos, como resultado de las vacunas, los antibióticos y los antivirales, el aumento en la expectativa de vida está disminuyendo, pues paralelamente estos recursos son usados como armas de destrucción masiva de manera intensa en este siglo (ver Bioterrorismo, armas de destrucción masiva y ética. Manuel Servín Massieu. www.cienciaydemocracia.com), en el cual la ética contenida en convenios internacionales, para salvaguardar a la población civil, ha desaparecido. También parecen fantasmas, las buenas intenciones de organismos para la paz, surgidos del horror de dos guerras mundiales. Mientras los diplomáticos trabajaban buscando una salida airosa a la Guerra fría, mediante el equilibrio de fuerzas sin muros como el de Berlín, el comercio global de armas y el desarrollo de agentes químicos y biológicos como instrumentos para matar, se han hecho tan normales, que a pocos llama la atención el hecho a no ser que se convierta en nota manipuladora, como la que buscó justificar la invasión a Irak, sobre el supuesto de dicha producción que nunca fue encontrada.

De la utilización de tales recursos perversos, se acusó a muchos nazis, en juicios por demás célebres. Tratamientos antihumanos que destruían el cuerpo o la psique de las personas, se practicaban en instalaciones escondidas y subversivas, por ello fueron condenados muchos autores de tales crímenes; pero hoy, un buen número de países desarrollados, sostienen programas belicistas sustentados en ideas de supremacía, dominio, y exterminio. (El Proyecto HAARP es uno de estos desarrollos belicistas cuyas siglas vienen de “High (frequency) Active Auroral Research Program” o Programa de Investigación en Actividad Auroral de Alta (frecuencia); está basado en el avance del conocimiento interdisciplinario acumulado desde hace varias décadas surgido de los descubrimientos independientes y pioneros de Nikola Tesla en electromagnetismo, Hans Berger en psicoelectrofisiología y Winfried Schumann en geofísica-matemática).

Muy loable recordar este acto envuelto en el terrorismo multinacional, pero ¿por qué no se hace igual difusión de la relación entre el incremento del cáncer en los humanos y las mil 400, pruebas nucleares subterráneas realizadas por tres países en plena vigencia del tratado de no proliferación de armas nucleares? ¿Cuántos de los hombres y mujeres jóvenes afectados por este mal, tomaron alimentos contaminados radiactivamente? En sendos estudios sobre calamidades, además de las producidas por los fenómenos metereológicos vinculados por cierto con esta perversa manipulación humana de los recursos, se consideran temas como la salud, el manejo comunitario, la potencialidad de las facultades individuales y de grupo para la productividad. Pero todo ello es discurso, investigación o ciencia hueca si carece de amor.

¿Dónde ha quedado el civismo, el respeto por la prerrogativas de otro y la salvaguarda de los derechos, entre ellos el de la información? En la mayoría de los casos son parte de profusas legislaciones carentes de esencia, porque en medio de todo un manejo donde “poderoso caballero es don dinero”, el amor ya ni siquiera es tema de poesía, mucho menos de reflexión ni de interacción entre las personas. Sin importar las diferencias culturales, raciales, de creencia mística, o ideología política, nos une el ser humanos, y somos justamente eso por nuestra capacidad de amar. Si queremos subsistir en este planeta vale mas recuperar el ejercicio del amor. Para ello se debe empezar por perdonar. Los reportajes de la destrucción de las Torres Gemelas ¿nos mueven al perdón y al amor? Si así fuere, bienvenida esta información, caso contrario habría que preocuparse por la ruta a donde vamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario