Purificación Carpinteyro
Una avalancha de noticias diarias nos entierran en confusión y acallan las voces. Las televisoras denuncian a Telmex/Telcel, y éstos a su vez demandan a las televisoras. Desplegados van y vienen, cintillos en prensa e internet, y anuncios en televisión a toda hora.
En tanto, las notas periodísticas cubriendo el frente no paran y, cuando consiguen rescatar un resquicio de verdad, son atacadas sin misericordia a través de las diferentes herramientas de difusión masiva con las que los bandos cuentan, hasta que ya no es posible ocultar la mentira.
Cuando la verdad hace justicia a quien la develó de antemano, los verdugos esconden las manos y olvidan; y los mentirosos, embriagados en la arrogancia de su poder, ni siquiera intentan justificarse. Ellos creen ser los superhombres de Nietzsche a quienes las reglas éticas y morales no aplican.
Así las cosas, a comienzos de semana la noticia de la compra de Iusacell por Televisa apareció con cautela inaudita, hasta que hoy The Wall Street Journal lo confirmó con detalles: mil 600 millones de dólares por el 50 por ciento, de los cuales, una fracción del dinero será para refinanciar deuda, y el resto para expandir la red de Iusacell. Ese prestigioso medio agregó que "Televisa no confirmó ni negó, en tanto que el vocero de Iusacell sólo reconfirmó que existen negociaciones entre ambas empresas".
¿Por qué ese comportamiento tan civilizado con los medios extranjeros? o ¿es que las reglas de nuestro vecino país del norte sí les aplican a estos "superhombres" mexicanos? Muy bien, maestro Granados Chapa, una vez más ha demostrado su ética periodística y su entereza ante los embates. La historia le dio la razón.
Debo hacer una confesión: fui incapaz de hacer públicas mis sospechas de que la alianza de las televisoras en esta guerra contra Telmex tenía un trasfondo muy diferente. La postura del Grupo Azteca atacando las "elevadas tarifas de interconexión" era esquizofrénica, ¿por qué hacerlo cuando tienen un proceso abierto que aún debe ser resuelto por la Suprema Corte de Justicia, en el que impugnan la decisión de la Comisión Federal de Competencia de reducir las tarifas de interconexión para Axtel?
Para Grupo Iusacell, la baja de tarifas de interconexión representa una caída importante en sus ingresos, que en el pasado y aún ahora han buscado evitar interponiendo todos los recursos legales a su alcance. Desde una óptica de negocios, la única razón para dejar de pelear esa causa es que las pérdidas sean compensadas, y ¡vaya compensación! Un mil 600 millones de dólares por el 50 por ciento del capital de una empresa, que en 2003 fue adquirida por Ricardo Salinas por apenas 10 millones de dólares y que actualmente se encuentra sujeta a un proceso de suspensión de pagos.
También está claro que para Televisa el negocio no es tan malo, si se comparan los mil 440 millones de dólares que acordó pagar a Nextel por el 30 por ciento del capital, en su alianza con esa empresa para adquirir las frecuencias en la defenestrada licitación 21.
Pero hasta eso ahora hace sentido. Al atacar el resultado de la licitación 21, tanto por la vía mediática como legal, Iusacell, de Grupo Azteca, no pretendía agredir a su competencia en televisión; tan sólo estaba eliminando la posibilidad de una alianza de Televisa con un rival en cuyo papel tenía planeado subrogarse.
Más he aquí la cuestión que deberá ser analizada cuidadosamente por las autoridades regulatorias, especialmente por la Comisión Federal de Competencia: en tanto que Televisa continúa comprando operaciones de televisión por cable, incrementando su participación en las que ya tiene, y fortaleciendo su alcance en el mercado de la televisión de paga; ahora se alía con su competidor en televisión abierta.
Dirán que se trata de una alianza en una empresa de telefonía, que nada tiene que ver con la televisión abierta. Una alianza de mil 600 millones de dólares, que seguramente los unirá indefectiblemente y que ni TV Azteca ni Televisa vulnerarán con desencuentros derivados de una "sana competencia" en la televisión.
Pero digan lo que digan, esta presumible operación de compra desnuda intenciones ocultas detrás de las campañas de linchamiento en contra de empresas, personas y medios. Y si esto ha sucedido mientras que las dos únicas cadenas nacionales de televisión se mantenían en un hipotético conflicto, no quiero imaginar lo que sucederá ahora que está claro quién es el que manda en este país.
Cuando la verdad hace justicia a quien la develó de antemano, los verdugos esconden las manos y olvidan; y los mentirosos, embriagados en la arrogancia de su poder, ni siquiera intentan justificarse. Ellos creen ser los superhombres de Nietzsche a quienes las reglas éticas y morales no aplican.
Así las cosas, a comienzos de semana la noticia de la compra de Iusacell por Televisa apareció con cautela inaudita, hasta que hoy The Wall Street Journal lo confirmó con detalles: mil 600 millones de dólares por el 50 por ciento, de los cuales, una fracción del dinero será para refinanciar deuda, y el resto para expandir la red de Iusacell. Ese prestigioso medio agregó que "Televisa no confirmó ni negó, en tanto que el vocero de Iusacell sólo reconfirmó que existen negociaciones entre ambas empresas".
¿Por qué ese comportamiento tan civilizado con los medios extranjeros? o ¿es que las reglas de nuestro vecino país del norte sí les aplican a estos "superhombres" mexicanos? Muy bien, maestro Granados Chapa, una vez más ha demostrado su ética periodística y su entereza ante los embates. La historia le dio la razón.
Debo hacer una confesión: fui incapaz de hacer públicas mis sospechas de que la alianza de las televisoras en esta guerra contra Telmex tenía un trasfondo muy diferente. La postura del Grupo Azteca atacando las "elevadas tarifas de interconexión" era esquizofrénica, ¿por qué hacerlo cuando tienen un proceso abierto que aún debe ser resuelto por la Suprema Corte de Justicia, en el que impugnan la decisión de la Comisión Federal de Competencia de reducir las tarifas de interconexión para Axtel?
Para Grupo Iusacell, la baja de tarifas de interconexión representa una caída importante en sus ingresos, que en el pasado y aún ahora han buscado evitar interponiendo todos los recursos legales a su alcance. Desde una óptica de negocios, la única razón para dejar de pelear esa causa es que las pérdidas sean compensadas, y ¡vaya compensación! Un mil 600 millones de dólares por el 50 por ciento del capital de una empresa, que en 2003 fue adquirida por Ricardo Salinas por apenas 10 millones de dólares y que actualmente se encuentra sujeta a un proceso de suspensión de pagos.
También está claro que para Televisa el negocio no es tan malo, si se comparan los mil 440 millones de dólares que acordó pagar a Nextel por el 30 por ciento del capital, en su alianza con esa empresa para adquirir las frecuencias en la defenestrada licitación 21.
Pero hasta eso ahora hace sentido. Al atacar el resultado de la licitación 21, tanto por la vía mediática como legal, Iusacell, de Grupo Azteca, no pretendía agredir a su competencia en televisión; tan sólo estaba eliminando la posibilidad de una alianza de Televisa con un rival en cuyo papel tenía planeado subrogarse.
Más he aquí la cuestión que deberá ser analizada cuidadosamente por las autoridades regulatorias, especialmente por la Comisión Federal de Competencia: en tanto que Televisa continúa comprando operaciones de televisión por cable, incrementando su participación en las que ya tiene, y fortaleciendo su alcance en el mercado de la televisión de paga; ahora se alía con su competidor en televisión abierta.
Dirán que se trata de una alianza en una empresa de telefonía, que nada tiene que ver con la televisión abierta. Una alianza de mil 600 millones de dólares, que seguramente los unirá indefectiblemente y que ni TV Azteca ni Televisa vulnerarán con desencuentros derivados de una "sana competencia" en la televisión.
Pero digan lo que digan, esta presumible operación de compra desnuda intenciones ocultas detrás de las campañas de linchamiento en contra de empresas, personas y medios. Y si esto ha sucedido mientras que las dos únicas cadenas nacionales de televisión se mantenían en un hipotético conflicto, no quiero imaginar lo que sucederá ahora que está claro quién es el que manda en este país.
Este artículo fue publicado en Reforma el 7 de abril de 2011, agradecemos a la autora su permiso para publicarlo en nuestra página web. (Fuente: Etcetera.com)
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