BLOG DE ANÁLISIS Y PERIODISMO PROPOSITIVO

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viernes, 3 de junio de 2011

LOS HOMOSEXUALES TIENEN CABIDA EN LA IGLESIA

Guillermo Montalvo Fuentes / NotieSe
Pachuca, Hidalgo. Para Raúl Lugo Rodríguez, sacerdote y miembro de la organización civil a favor de los derechos humanos Indignación, no está lejos el momento en que la voz de la comunidad lésbico gay tenga cabida en la Iglesia católica, “pues así como ha tenido que abrirse a una nueva y evangélica consideración de la mujer, tendrá que hacerlo también con la homosexualidad”.
Aunque pareciera que no hay compatibilidad entre diversidad sexual y moral cristiana, Raúl Lugo consideró que sí se puede pensar en una conciliación, aunque para esto, sea necesario que ambas partes hagan algo por conseguirlo.
Erradicar los prejuicios que las autoridades eclesiásticas tienen sobre gays y lesbianas, como por ejemplo que son promiscuos, problemáticos o incapaces de establecer compromisos y relaciones estables, es uno de los primeros pasos.
El religioso subrayó que debido a la homofobia internalizada que experimentan, muchos sacerdotes homosexuales y religiosas lesbianas rechazan a creyentes del colectivo interesados en acercarse a la doctrina cristiana, cuando debería ser lo contrario, pues “con nuestra labor debemos dar felicidad a la gente, no ponerles obstáculos”.
Sin embargo, advirtió que no todo depende de la Iglesia, pues “los creyentes de a pie” también pueden aportar a que los grandes cambios se den y se termine la exclusión religiosa.
“Lograr esta compatibilidad traería muchos beneficios, pues sería una manera de dejar de lado a la otra Iglesia, la que ahora tenemos, la del poder, la del dinero y el encubrimiento”, concluyó.
¿Es posible conciliar la diversidad sexual con la moralidad cristiana?, fue el nombre de la conferencia magistral que el sacerdote ofreció durante su participación en la X Semana Cultural de Diversidad Sexual, realizada en esta ciudad.
Colectivo gay mantiene vivo patriarcado y masculinidad
Es una paradoja. Ahora, el movimiento gay defiende el matrimonio, la familia y la paternidad, instituciones que derivan de un sistema de género de supremacía masculina; ahora son ellos quienes se encargan de mantener vivo el patriarcado, cuando en un principio lo rechazaban, aseguró el antropólogo Joan Vendrell.
Sin embargo, para el especialista, la comunidad homosexual no sólo contribuye a perpetuar el modelo patriarcal, sino también el concepto de masculinidad, al seguir el estereotipo y estilo de vida del hombre “hipermasculino”.
Con la incorporación de la mujer al campo laboral remunerado, como respuesta a una necesidad del capitalismo industrial, el patriarcado entró en un estado de crisis, y por primera vez la masculinidad es cuestionada con la pregunta “¿qué es ser hombre?”, explicó Vendrell.
“La verdadera crisis de la masculinidad se da con la crisis de la autoridad patriarcal, es entonces que para mantener su poder y dominio en la esfera pública, el hombre recurre al machismo”.
A pesar de este contexto, el doctor en antropología social y cultural por la Universidad Autónoma de Morelos, consideró que la masculinidad se resiste a morir, pues por el contrario, aparecen dos nuevas tendencias para entender lo masculino.
Por un lado, el modelo que el experto llamó soft, donde el hombre toma elementos o características femeninas, y cuyo resultado es un hombre más emocional, sin coraza, con la capacidad de llorar.
Y por otro, el modelo hard, donde, como reacción al surgimiento del “hombre feminizado” se busca perpetuar la imagen del hombre masculino tradicional. “En este caso se trata de un hombre hipermasculino, con cuerpo de gimnasio, el chico malo, endurecido, de un machismo sonrojante”.
Al respecto, Joan Vendrell aseguró que el hombre homosexual ha generado a lo largo de los años distintos estilos de vida, pero en años recientes ha optado por incorporar y seguir esta manera de “entenderse como hombre”.
Sin embargo, para el experto lo ideal sería “disolver” la masculinidad, aunque al tener que elegir entre uno de los dos modelos, aseguró que prefiere el soft, por tratarse del menos violento, el que intenta no ser machista.
La participación del antropólogo se dio como parte de la mesa de debate “Vulnerabilidad en la sexualidad de mujeres y hombres”, y su ponencia llevó el nombre “Machismo, hipermasculinidad y crisis de la masculinidad. Problemáticas entorno al género y sexo de los hombres”.
Los crímenes de odio no son crímenes pasionales
“¡Así se matan los homosexuales! ¡Lo asesinó el novio porque lo encontró con el amante!”, son algunos de los argumentos que las autoridades policiales utilizan para calificar los crímenes cometidos en contra de personas de la diversidad sexual, prejuicio que de acuerdo con Rodolfo Millán se debe erradicar.
El abogado en derecho penal subrayó la importancia de cambiar la opinión de que los crímenes de odio son crímenes pasionales, lo cual no siempre es así, y pensarlo sólo contribuye a la impunidad, la negligencia institucional, la extorsión policiaca y la no atención de las víctimas.
En el marco de la X Semana Cultural de la Diversidad Sexual, organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia y que se realizó en el ex Convento de San Francisco de esta ciudad, Millán lamentó que hasta febrero de 2011, sólo 17 leyes estatales habían sido expedidas para prevenir la discriminación; y que sólo en Coahuila, Campeche y el Distrito Federal estén tipificados los crímenes de odio.
Al respecto, explicó que se entiende por crimen de odio aquel cuyo móvil es la orientación sexual o identidad de género de los y las lesionadas.
Tras una reforma al artículo 138, el Código Penal del Distrito Federal describe que el homicidio y las lesiones son calificados cuando se cometen con ventaja, traición, alevosía, saña, en estado de alteración voluntaria y odio, este último precisamente agregado con la reforma.
Existe odio cuando el agente comete el homicidio por condición social o económica, vinculación, pertenencia o relación con un grupo definido, origen étnico o social, nacionalidad o lugar de origen, sexo, lengua, religión, edad, opiniones, discapacidad, apariencia física, orientación sexual o identidad de género.
Sin embargo, de acuerdo con el experto en leyes, se trata de una tipificación de difícil aplicación, descrita más de forma política que jurídica.
“El odio es un sentimiento, entonces, ¿cómo puedo demostrar que una persona me odiaba, más cuando se trata de un homicidio? En todo caso, se trata de un crimen de prejuicio y así es como se debe tipificar”.
Por su parte, Marcela Suárez Escobar, investigadora del Departamento de Humanidades de la División de Ciencias y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco, señaló que los medios de comunicación contribuyen en la generación de este tipo de prejuicios, a través del discurso de odio que emiten constantemente sobre las personas de la diversidad sexual.
Para la especialista, el prejuicio es discursivamente adquirido, razón por la que los medios de comunicación son uno de los principales responsables en la producción de discriminación y exclusión.
Marginación, desprecio, ejercicio de la violencia física y negación del otro como humano son algunas de las cosas que los medios de comunicación pueden generar en el imaginario colectivo, algo que de acuerdo con Suárez, responde a intereses económicos.
En torno a este tema, la investigadora mencionó que trabaja en un libro titulado Prensa y delito.
Sexismo lingüístico desvaloriza a ambos géneros
¿En qué se parecen las mujeres a los huracanes? En que llegan fuertes y salvajes y se van con el coche y la casa; ¿qué hace una mujer entre una lavadora y una secadora? Una foto familiar. Son algunos ejemplos de androcentrismo y sexismo presentes en las narrativas populares y culturales de la sociedad, tales como las adivinanzas, los refranes y los chistes, y que de acuerdo con la antropóloga Anna María Fernández Poncela, constituyen una forma de discriminación de género.
Como parte de su participación en la X Semana Cultural de la Diversidad Sexual, la también investigadora y docente en la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Xochimilco, explicó que el sexismo es la desvalorización tanto de uno como de otro género, y en el caso del uso del lenguaje, se identifica a través de palabras y frases tendenciosas y hostiles.
Sin embargo, aunque en aspectos como la violencia física las mujeres se encuentran más vulnerables que los hombres, en materia de vulnerabilidad emocional se encuentran en condiciones similares, algo que se puede comprobar sobre todo, explicó Poncela, en los chistes, que son igual de agresivos para ambos sexos.
Él dijo: ¿Por qué nunca me dices cuando tienes un orgasmo. Ella dijo: Lo haría, pero nunca estás allí. ¿Por qué Dios hizo a la mujer bella y tonta? Bella para que el hombre se enamore ella, y tonta para que ella se enamore del hombre, son ejemplos de chistes sexistas que tienen la intención de lastimar emocionalmente al hombre.
Para la antropóloga, estas formas sexistas del lenguaje se presentan y replican en todos los microsistemas de la sociedad, tanto en la familia, la escuela, el trabajo y los medios de comunicación.
“Es paradójico porque, por un lado, los chistes te causan risa y te relajan, pero por otro, discriminas a través de estas expresiones del lenguaje. El primer paso para cambiar esto es darse cuenta de que estamos discriminando; sin embargo, cambiar este tipo de patrones requiere de mucho esfuerzo, y es un trabajo individual que todo debemos hacer”, concluyó Poncela.

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