Un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos asesinó de un balazo en la cabeza al mexicano José Alfredo Yáñez Reyes, cuando éste intentaba cruzar hacia aquel país, en Tijuana.
El hecho ocurrió el martes pasado alrededor de las 20:00 horas, en la avenida Internacional de aquella ciudad, a la altura de la colonia Castillo.
La Secretaría de Relaciones Exteriores condenó ayer la muerte del ciudadano mexicano, de 40 años de edad, y exigió al gobierno estadunidense que la agresión sea investigada.
Yáñez Reyes iba acompañado de su esposa Mayra Paredes Niño, de 18 años, y un niño de seis años, y supuestamente les lanzó piedras a los agentes estadunidenses cuando éstos los detectaron al momento de cruzar la línea fronteriza.
En respuesta a las piedras el agente migratorio de Estados Unidos disparó contra el migrante, quien falleció minutos después.
El vocero de la Patrulla Fronteriza, Steven Pitts, dijo que Yáñez Reyes y otro hombre agredieron a dos agentes después de que cruzaron ilegalmente la frontera, aproximadamente 1.6 kilómetros al oeste del puesto fronterizo de San Ysidro, en San Diego.
La cancillería informó que de acuerdo con investigaciones preliminares el cuerpo de la víctima fue encontrado en territorio mexicano.
La SRE recordó que el 15 de diciembre pasado México y Estados Unidos emitieron una Declaración Conjunta sobre prevención de la violencia en la región fronteriza, y por ello reiteró que el uso de armas de fuego para repeler ataques con piedras representa “un uso desproporcionado de la fuerza”.
LA CONDENA
El gobierno mexicano reprochó ayer a Estados Unidos el asesinato del migrante José Alfredo Yáñez Reyes, de 40 años, baleado por un agente de la Patrulla Fronteriza, a pesar de que las autoridades estadounidenses se comprometieron en diciembre pasado a tomar medidas para evitar este tipo de incidentes.
"México y Estados Unidos emitieron una Declaración Conjunta sobre prevención de la violencia en la región fronteriza, a fin de evitar que de ambos lados de la frontera se conjuguen los factores que deriven en este tipo de incidentes", recordó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) a través de un comunicado.
La Cancillería de este país reiteró la condena frente al incremento de muertes ocasionadas por policías migratorios de EEUU que desde 2008 suman 37 casos, en la mayoría de los cuales los estadounidenses argumentan que fueron atacados.
"El uso de armas de fuego para repeler ataques con piedras, lo que información preliminar indica que puede haber ocurrido en este caso, representa un uso desproporcionado de la fuerza", destacó .
Las versiones recopiladas por la Patrulla Fronteriza (BP) y las autoridades del estado de Baja Californian describen que Yáñez iba acompañado de otra persona que huyó a México al momento de ser descubiertos como indocumentados cerca de la garita de San Ysidro, alrededor de una milla cerca de San Diego.
Steven Pitts, vocero de BP, dijo que este sobreviviente es un hombre; mientras la policía de Tijuana divulgó a la prensa que se trata de la esposa de Yáñez, Mayra Paredes, de 18 años, quien fue testigo de los hechos.
Pitts detalló que los agentes fueron atacados con piedras por los migrantes, mientras corrían de regreso a lado mexicano. Ya en el línea fronteriza y desde arriba de la cerca divisoria, Yáñez intentaría lanzar un bloque "grande" de madera a su perseguidor.
En respuesta, uno de los agentes se adelantó y dispararó dos balas al cuerpo y una a la cabeza. El mexicano murió al instante. Los oficiales de la Secretaria de Seguridad Pública Municipal, quienes recogieron el cadáver en Tijuana detallaron que Yáñez tenía el impacto en el ojo izquierdo.
En la contraparte, uno los vigilantes fronterizos fue trasladado a un hospital con heridas menores.
En enero pasado, la canciller mexicana, Patricia Esponisa, informó que los ataques mortales por parte de patrulleros estadounidenses contra connacionales pasaron de cinco en 2008 a 12 en 2009 y a 17 en 2010.
A principios de 2011, Jeffrey Kirkham, agente de la Patrulla Fronteriza, disparó contra un indocumentado de 17 años en Nogales, limítrofe con Arizona.
Tres meses después , Carlos La Madrid, estadounidense de origen mexicano de 19 años, murió tras recibir tres balazos en la espalda que disparó un agente fronterizo.
En la región de California, Anastasio Hernández, de 32 años, murió en mayo del año pasado tras una golpiza propinada por policías de la BP en las inmediaciones de la garita Tijuana-San Ysidro cuando era deportado desde San Diego, donde vivió más de 20 años.
Una semana después, Sergio Adrián Hernández, de 14 años, fue asesinado mientras paseaba en las inmediaciones del Puente Internacional Paso del Norte, de Ciudad Juárez. El agente también argumentó que fue agredido con piedras.
"Es un recurso común hablar de supuestas pedradas porque saben que así no serán procesados por asesinato", aseveró Kat Rodríguez, de la Coalición de Derechos Humanos de Arizona, uno de los estados con mayor incidencia en este tipo de ataques.
Los únicas sentencias contra agentes en la BP acusados de asesinato de mexicanos en la frontera son las de Ignacio Ramos y Alonso Compeán por haber disparado en 2005 contra el narcotraficante Osvaldo Aldrete Dávila, cerca de El Paso, Texas. Tres años después fueron liberados.
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