El presidente Felipe Calderón acusó a la industria armamentista de Estados Unidos por las miles de muertes en México, y demandó poner orden en el tema, para el cual —dijo— no se necesita reformar la Constitución norteamericana, sino reactivar una prohibición establecida en la administración Clinton.
"Yo acuso a la industria armamentista norteamericana de miles de muertes que están ocurriendo en México. Yo acuso y exijo que se ponga orden en ese tema y no se trata de reformar la Constitución de Estados Unidos siquiera, tan sólo con que restablecieran lo que puso el presidente (Bill) Clinton alguna vez: The Assault Weapons Ban, la ley que prohibía la venta de armas de asalto, con eso iríamos de gane en muchas cosas", dijo.
Al reunirse con alrededor de 600 integrantes de la comunidad mexicana asentada en esta localidad, el mandatario aludió también —sin mencionar a grupos en específico— a quienes han criticado su estrategia de combate a la delincuencia.
Mencionó que su gobierno acomete con toda la fuerza del Estado —Ejército, Marina y Policía Federal— la presencia de criminales en nuestro territorio y por esa razón "no se le puede decir a un presidente que no se meta, que no lo haga".
En materia de seguridad, Calderón indicó que si bien se han capturado a 20 de los 37 criminales más buscados en nuestro país y se han debilitado las estructuras de las organizaciones delincuenciales, hay factores que hacen más difícil atajar la actitud violenta de éstos contra la sociedad.
Aunado al consumo de drogas en Estados Unidos, "que sigue a todo lo que da", el negocio de las armas en Estados Unidos es factor que incide para que no baje la violencia.
En las instalaciones del Centro de Entrenamiento para el Empleo, en el que participaron como oradores Cándido Morales, del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, y Mariano Álvarez, representante de la Unión Indígena Oaxaqueña, el Ejecutivo pronunció un mensaje de casi una hora con una crítica al negocio de las armas.
Desde su punto de vista, la venta de armas ni siquiera puede justificarse a través de la segunda enmienda americana que le da el derecho a cada ciudadano americano de defender a sus familias y a su nación.
Si bien se dijo respetuoso de la Constitución de Estados Unidos, consideró que esta enmienda está dejando un resquicio para que la venta de armas no sólo llegue a manos de los buenos ciudadanos americanos.
"Esas armas están yendo a las manos de criminales que hoy están matando mexicanos, pero que un día pueden matar, como de hecho ocurrió con el agente (Jaime) Zapata, a ciudadanos americanos también".
Calderón expuso que la vigencia del negocio de las armas radica en las ganancias. "Yo lo digo abiertamente. Por el lucro, por las ganancias que le produce a la industria armamentista norteamericana ese asunto".
En respuesta a los críticos de la estrategia de combate a la delincuencia (la más reciente desde Chihuahua durante la concentración que encabeza Javier Sicilia), les aseguró que el primer deber de la autoridad es guardar la ley y eso es lo que está haciendo.
A su juicio, "si hay una familia amenazada en Durango, o en Michoacán, o en Chihuahua o en Tamaulipas, esa familia merece el respaldo de todos los mexicanos, a través de sus instituciones".
En el encuentro, Calderón justificó una vez más las acciones en la lucha contra el crimen organizado, e insistió en que las acciones son en contra de los delincuentes, los violentos.
"¿Qué hacemos entonces con esas familias que están sufriendo?, ¿qué hacemos con esa gente que le exige a sus gobiernos, y con toda razón, y lo digo en plural, porque luego parece que ésa es sólo tarea del Presidente de la República", señaló.
Y añadió: ¿Qué hacemos cuando le dicen a su gobierno: Ayúdame, porque aquí hay tipos que están asaltando y que están secuestrando. El gobierno tiene que ir en ayuda de las familias. Y eso es lo que estamos haciendo, amigas y amigos. Y estamos actuando contra los criminales".
Calderón nuevamente reprochó a las autoridades locales que se han hecho de la vista gorda en lugar de combatir a los criminales.
"Ésa es la realidad que yo encontré, amigas y amigos, y que muchas veces no se ha podido o no se ha querido entender por muchos. Pero, ¿qué es lo que debe hacer una autoridad, ¿para qué le pagan a un presidente?, ¿para qué le pagan a un gobernador o a un alcalde?", se cuestionó, y señaló que el primer deber de la autoridad es guardar la ley y eso es lo que estamos haciendo en México.
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