Durante una semana, cientos de personas formaron parte de una "caravana por la paz" en México para protestar contra la violenta guerra en contra de las drogas.
El recorrido de 2.500 kilómetros estuvo liderado por el poeta Javier Sicilia, cuyo hijo fue asesinado por presuntos sicarios de un cartel de las drogas en marzo.
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Sicilia pidió a las autoridades que detengan el derramamiento de sangre. El presidente mexicano, Felipe Calderón, ha asegurado que no existe la opción de retirarse de la lucha contra los carteles.
Saliendo de la ciudad de Cuernavaca (a unos 60 kilómetros de la Ciudad de México), la caravana atravesó los estados del norte de México, terminando en Ciudad Juárez, la ciudad fronteriza con EE.UU. y considerada la capital mundial del asesinato.
Algunos de los familiares que participaron explican por qué:
Guadalupe Retana. Cuernavaca - hijo, 36 años, asesinado
El 23 de junio de 2010 fue cuando mi hijo, Juan Carlos Villamil Retana, murió. Fue cuando lo mataron.
Para mí no queda nada. No puedo seguir adelante. No sé qué pasó con él, pero tengo miedo de saber más porque tengo otros dos hijos. Tengo miedo que algo vaya a pasar con ellos.
Era un taxista con dos hijos, 15 y 20 años. Fue a ver un pedazo de tierra para construir una casa. Lo mataron con dos tiros.
Yo ni siquiera vi cómo lo enterraron porque me desmayé durante su funeral.
Estoy pidiendo justicia. Es por eso que me uní a esta caravana, quiero justicia.
No siento odio hacia la persona que mató a mi hijo, porque no me ayudaría a recuperarlo.
No sé quién es el asesino. Sólo pido justicia, quiero que esa persona vaya a la cárcel, nada más.
Martín Azalea Torres. San Luis Potosí - hijo, 26 años, asesinado
Mi hijo, Juan Martín Azalea Ramos, fue asesinado el 21 de junio de 2010, por dos personas de una manera cobarde.
Le dispararon dos veces.
Emitieron una orden de arresto, pero la policía no la ha hecho cumplir.
Mi hijo era muy trabajador. Era un vendedor ambulante, casado y con dos niños de dos y cuatro.
Él estaba con dos amigos. Bajaron del coche y les dispararon. Fue a las 3.30 de la tarde, aquí en la ciudad.
Esta caravana nos da esperanza para seguir luchando para que los responsables paguen y para que la justicia intervenga cuando se supone que tiene que hacerlo.
Aquí en San Luis Potosí, hay un clima de miedo como en muchas otras ciudades en México.
Esta marcha nos anima a no permanecer en silencio, a seguir luchando, mantenernos de pie.
Ofelia Castillo Mauricio. Zacatecas - hijo, 35 años, desaparecido
Estoy buscando a mi hijo porque está desaparecido desde hace casi un año. Desapareció el 13 de julio de 2010 de su lugar de trabajo.
Estuvo en el ejército durante 10 años y luego lo dejó y se fue a trabajar como policía municipal en el pueblo de Calera.
Mi nuera habló con él a las 4 de la mañana y le dijo que le regresaría la llamada, pero nunca lo hizo. Ella intentó llamarle de nuevo a las 5am, pero la llamada se fue directamente al contestador automático.
Cuando vio que no había regresado a las 10am, llamó al cuartel de la policía y le dijeron que estaba en un curso. Pero a las 4pm, cuando volvió a llamar, le dijeron que se había ido en la mañana y que no había asistido al curso.
Tiene cinco hijos. Uno nació después de su desaparición.
Me sentí tan deprimida cuando desapareció, que no pude comer nada.
Por eso vine. Esta es la primera vez que hablo, porque tenía miedo. Si supiera dónde está su cuerpo, iría a buscarlo.
Hay tantos periodistas aquí, que tal vez puedan ayudarme a encontrarlo.
Erika Verastegui Escobedo. Saltillo - padre, 52 años, y hermano, 19 años, desaparecidos
Mi padre, Antonio Verastegui González, y mi hermano, Antonio de Jesús Verastegui Escobedo, desaparecieron el 24 de enero de 2009. Los detuvieron en un puesto de control y nunca regresó.
Tratamos de ponernos en contacto con la policía, pero todas las oficinas estaban cerradas. Nadie nos escuchó.
Nos amenazaron incluso. Nos dijeron que dejáramos de buscarlos, que ellos iban a regresar.
Ahora, dos años y medio después, no ha habido avances en la investigación.
Mi hermano estudió ingeniería mecánica. Mi padre es agricultor. Son gente honesta. Les gustaba el béisbol.
Espero que los podamos encontrar vivos. Es difícil porque te sientes solo, pero con este tipo de marcha podemos expresar nuestro dolor.
Creo que cada vez más personas se sumarán a esta caravana. Aquí en Saltillo, por ejemplo, hay muchos casos de personas que han desaparecido pero la gente no lo cree.
Necesitamos este tipo de eventos, así la gente lo creerá.
Olga Reyes. Ciudad Juárez - 4 hermanos y hermanas, un sobrino y una cuñada asesinados
Hay una gran cantidad de hombres armados que entran a casas particulares y se llevan lo que quieren. Mi hermana empezó a denunciar esto con las autoridades.
Fue entonces cuando la persecución en contra de mi familia, especialmente en contra de mi hermana, comenzó.
En dos años he perdido seis personas. No hay información sobre si fue a causa de la delincuencia organizada, porque nada se investiga.
Tengo miedo. Pero yo quiero seguir luchando para que los responsables de las muertes de mi familia sean llevados ante la justicia.
Este movimiento es muy bueno. Creo que poco a poco la gente va a deshacerse del miedo en México. Ganarán valor, hablarán.
Tenemos que deshacernos de nuestros miedos y salir a las calles a protestar.
No es posible que esta situación siga así y que nos quedemos en nuestras casas llorando.
Esto no puede seguir sucediendo. Hay muchas desapariciones, muchos asesinatos, una gran cantidad de desempleo.
No hay que guardar silencio.
Las entrevistas fueron realizadas por Irene Caselli
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