Columna UTOPIA
Eduardo Ibarra Aguirre
Lívida se puso Margarita Zavala Gómez del Campo cuando en Tepoztlán, Morelos, escuchó el grito de mil scouts: “¿Cómo se grita en Juárez? ¡Todos al suelo! ¿Cómo se grita en Chihuahua? ¡Todos al suelo! Y ¿cómo se grita en todo el norte? ¡Todos al suelo!”
El mismo día, pero en Silao, Guanajuato, el esposo de Zavala Gómez del Campo, aseguró sin sonrojarse que en el país “todos nos podemos expresar, actuar y criticar con absoluta libertad”.
Si Felipe (del Sagrado Corazón) de Jesús Calderón Hinojosa no faltara a la verdad, como ya se volvió costumbre, a la presidenta de Desarrollo Integral para la Familia no se le hubiera congelado la sonrisa en la clausura del XIII Jamboree Panamericano México 2010, como consignó Rubicela Morelos Cruz, corresponsal de La Jornada.
Dicho de otro modo, si tales expresiones de irritación que están a flor de piel en el cuerpo social, se manifestaran normalmente y no sólo cuando escapan al control del Estado Mayor Presidencial, y el duopolio de la televisión y el oligopolio de la radio dieran cuenta de ellas, ya no serían noticia en unos cuantos medios que escapan al control de Los Pinos, muy bien aceitado con abundantes recursos del erario.
Tan convencido está de su discurso el comandante supremo de las fuerzas armadas –mismo que ya acumuló 25 mil mexicanos muertos en menos de cuatro años con su inconsulta Guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado--, que al despedir como director de comunicación social a Maximiliano Cortázar Lara, aseguró que se distinguió por la “transparencia y el respeto a la libertad de expresión”.
Se entiende que a un amigo de juventud y testigo de cómo Calderón cortejó a Zavala, se le estime demasiado y por ello –así lo afirmó a la revista Líderes el otrora baterista de Timbiriche-- pasó a formar parte del grupo compacto, íntimo, aunque ahora prescinda de él porque le falló al ponerse a trabajar a sus espaldas en dirección a la sucesión presidencial y, por ello mismo, se confrontó con la ambiciosa Patricia Flores Elizondo, quien colocó a toda su familia bajo buen resguardo del erario, de acuerdo al reportaje de José Sobrevilla publicado en Forum (número 200, VI-10).
Lo que resulta inaceptable es que el michoacano de Morelia pretenda ocultar lo que es secreto a voces, que Max utilizó bajo sus órdenes --como lo denunció Proceso desde septiembre de 2007--, recursos públicos “para reconocer los méritos de los medios de comunicación que le son afines y castigar o golpear a los que asumen posturas editoriales críticas”.
En términos semejantes se expresaron en distintos momentos La Jornada, las ediciones de Por Esto! en Mérida y en Cancún, las dos ediciones de a.m. en el Bajío. También las revistas vetadas directamente por el intolerante Cortázar, como su jefe y amigo de mecha corta: Contralínea, Forum, Revista Mexicana de Comunicación, Zócalo, Fortuna, Expresión Autónoma y La Carpeta Púrpura, ya desaparecida en su edición impresa, gracias al boicot no sólo publicitario, sino presionando a empresas privadas para que cancelaran paquetes de suscripciones. La misma suerte corrió, antes, Diario Monitor y Monitor Radio de José Gutiérrez Vivó.
Muy aparte están los 10 periodistas asesinados durante lo que va 2010 y a los que no son ajenas autoridades de los tres niveles de gobierno, amén de la absoluta indolencia del Ministerio Público federal para investigar.
Efectivamente, “todos nos podemos expresar”, sólo que pagando altos costos ante el señor que, como escribió Carlos Castillo Peraza el 8 de mayo de 1996: “Tu naturaleza, tu temperamento es ser desconfiado hasta de tu sombra. Si te dejas llevar por ése, entonces no te asustes de no contar ni con tu sombra (…)”.
Acuse de recibo
La conductora radiofónica Hilda Venegas Negrete recuerda desde Canadá que “es momento de unión y fuerza, momento de una verdadera lucha por nuestra dignidad, te agradezco tu atención y reafirmo mi más sincera admiración por tu tenaz y reconocida labor en la defensa de nuestros derechos, la tan perseguida y reprimida libertad de expresión, un abrazo solidario”… En tanto que el reportero Ramsés Ancira sostiene: “Eduardo felicidades por tu columna (14-VII-10). Ojalá que caiga en ojos abiertos. Todavía es tiempo de evitar que continúen los gobiernos estatales del PRI, que es donde más ejecuciones se cometen a nivel nacional; de que respetando su autonomía, entren las fuerzas federales a la ametrallada San Juan Copala; de que la televisión pública deje de ser usada como botín del PRI, como ocurrió en Hidalgo en prejuicio de la despojada Xóchitl Gálvez y de evitar que ladrones como Mario Vázquez Raña, cobren 20 millones de pesos para cubrir una campaña de oposición, como ocurrió en El Sol de Hidalgo, cuando la mujer sólo disponía de 17 millones para todo su trabajo”... Dos integrantes del Grupo María Cristina están de luto. Fernando Pescador Castañeda perdió a su esposa de toda una vida, la señora Silvia Guzmán Guzmán, de Matamoros, Tamaulipas. Y Ángel Solana Martino, a su hermana mayor. Lo lamento mucho.
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