lunes, 19 de julio de 2010
UNA POSDATA DE VIRGINIA WOOLF
Por Yani, del Blog invitado http://devuelos.blogspot.com
Añado una posdata en la que intentaré explicar por qué digo que no hay que renunciar. Creo que lo que quiero decir es que la belleza, que dices logro algunas veces, sólo se consigue al fracasar conseguirla; triturando todos los pedernales a la vez; enfrentando la humillación de reconocer las cosas que no podemos hacer. Buscar deliberadamente la belleza sin asumir esta, aparentemente insensata, lucha, resultaría, pienso, en pequeñas margaritas y no me olvides, en dulces sonrisas y lazos de amor verdadero. Pero estoy de acuerdo con que una debe (nosotros, nuestra generación, debemos) en última instancia renunciar a alcanzar la verdadera belleza, esa belleza que emana de la culminación de la redondez de libros como Guerra y Paz, y Stendhal, supongo, y algunos de Jane Austen y Sterne y sospecho que Proust, pero solo he leído un volumen. Sólo que ahora, una vez que he escrito esto, dudo que sea verdad. ¿Acaso no estamos siempre esperando? y aunque fracasemos cada vez que lo intentemos, lo cierto es que no fracasaremos tan estrepitosamente como habíamos fracasado de no haber estado dispuestos a atacar el todo desde un principio. Una ha de renunciar ¡cómo no! cuando el libro está terminado no antes de empezarlo. Perdona que te abrume; puede que no hubieras dicho esto; me preguntaba a mí misma por qué será que, aunque algunas veces intento limitarme a lo que hago bien, siempre me atraen fuera del pequeño círculo de seguridad, una y otra vez; los seres humanos, hasta lanzarme en remolinos en que me hundo.
Posdata de la carta a Gerald Brenan. Día de Navidad de 1922. Monk´s House, Rodmell, cerca de Lewes, Sussex.
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