Eduardo Ibarra Aguirre
Un experto en despidos laborales como lo es Javier Lozano Alarcón, brega en forma incansable por afectar a los de la casa al buscar que el titular de la Secretaría de Gobernación abandone el Palacio de Covián.
Y cómo no se va a envalentonar el pianista si a lo largo de casi cuatro años su jefe institucional le asignó las tareas de golpeador del movimiento sindical que no se ciñe a las directrices de Los Pinos, además de los políticos y empresarios que se atrevan a criticar más allá de lo tolerable el discurso de Felipe (del Sagrado Corazón) de Jesús Calderón Hinojosa.
El experto en telecomunicaciones, que despacha como secretario del Trabajo y Previsión Social, sobresale porque en el gabinete obtiene resultados que niegan el nombre del cargo que formalmente desempeña. A base de despidos (44 mil 500 electricistas nada más en Luz y Fuerza del Centro), encarcelamientos (como el de Juan Linares Montúfar, dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros), obligar a los adversarios al autoexilio (Napoleón Gómez Urrutia), despojo atrabiliario de la toma de nota a los dirigentes del Sindicato Mexicano de Electricistas y de los mineros, además de todo un arsenal de procedimientos presuntamente jurídicos para envolver su alineación abierta con los intereses trasnacionales del Grupo México y de Televisa. Tan es así que Germán Feliciano Larrea Mota-Velasco presume: “Es mi empleado”. Bueno, él lo dice en lenguaje altisonante.
Por eso resulta harto descriptiva la Rayuela que dice: “Cuando el Lozano es bravo hasta a los de la casona de Bucareli muerde”.
Es un secreto a voces que el grupo gobernante se distingue, además de estar integrado por amigos antes que cualquier otro criterio profesional, amén de una subrayada grisura adosada de recurrente incompetencia, porque cada quien trabaja para sus intereses y necesidades políticas coyunturales y demasiado particulares, hasta el punto de que los pleitos y desavenencias burocráticas están en todo su apogeo.
El desencuentro entre el poblano formado en las filas del funcionariado priísta yFernando Francisco Gómez-Mont Urueta es tema que se ventila desde hace tiempo por escrito y en forma oral, privada y pública. Lo novedoso consiste en que ante la información proporcionada por el diario que dirige Carmen Lira Saade, el exabogado del poderosísimo Grupo México se vio precisado a aclarar lo obvio desde Juárez, Coahuila: que es a Calderón Hinojosa a quien toca valorar su trabajo y decidir, aceptando así las crecientes diferencias con quien fue reseñador de conciertos de opera para la revista Este País.
Además de la ambición política de Alarcón Lozano –así le llaman quienes lo conocen desde niño-- de ocupar el principal escritorio de Gobernación, también existen diferencias con Gómez-Mont, por ejemplo respecto a la propuesta de recontratar a 8 mil 500 electricistas (de una plantilla de 44 mil 500) a cambio de que el Mexicano de Electricistas declinara la creciente protesta callejera por la extinción presidencial de LFC.
Movilización electricista que en meses recientes se condensa en la huelga de hambre que mantienen en el Zócalo capitalino 24 tenaces trabajadores despedidos, como lo fueron todos sus compañeros; en tanto que el ingeniero Cayetano Cabrera Esteva entró en una severa crisis de salud en la víspera de cumplir 80 días de ayuno y ante la indiferencia de todos los encargados del despacho –pomposamente autodenominados secretarios de Estado--, tanto de los duros como de los dialoguistas del gobierno del abogado, economista y administrador público.
Pareciera que la movilización social independiente respecto del poder público, suscita la unión de las partes que integran el indolente grupo gobernante.
Acuse de recibo
A propósito de Programa y candidatura comunes (11-VII-10), comenta el generoso colega yucateco Marcos Antonio Heredia Pérez: “Tu columna, sin ánimos polemizadores ni de comparación con nadie, sigue siendo, a mi juicio, la mejor, porque, precisamente, analiza la cuestión política con objetividad, pero claro que no al margen de ideologías, y quienes pensamos en un país democrático estamos de acuerdo contigo”… María Teresa Menéndez Monforte agrega: “Todo lo que usted escribe es muy interesante, porque aquí en Yucatán la izquierda no existe o al menos es marginal. Abrí los resultados electorales que ofrece el IPEPAC: pusieron los nombres de los 106 municipios, los respectivos alcaldes, sólo les falta a los consejeros poner a qué partido pertenece cada edil. (…) yo apoyé al perredista Jesús Chacón Vivas, candidato a alcalde de Valladolid, y la gente que estaba con él (que parecía mucha, pero sólo tuvo mil votos) es porque era Don Chuchi. Aquí se van por el PRI o el PAN.Por Esto! de Renato da la impresión de que hay yucatecos de izquierda, pero son muy pocos y no están unidos”… Exigencia ciudadana: Respeto a la integridad física e intelectual deClara Ramírez Ojeda, coordinadora del Comité Territorial en Defensa de la Economía Popular Las Haciendas, en Ciudad Juárez, Chihuahua.
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