"El gobierno federal reforzará con miles de efectivos las operaciones en el noreste de México", dijo en un mensaje a medios José Francisco Blake, secretario (ministro) de Gobernación, junto a otros responsables de seguridad del gobierno.
En la comparecencia no se detalló el número exacto de efectivos que serán enviados a Nuevo León, cuya capital es Monterrey, tercera ciudad de México; y a Tamaulipas, que fue escenario en agosto de una matanza de 72 inmigrantes de Centro y Suramérica presuntamente a manos del narcotráfico.
En total, el gobierno ya tiene desplegados en estas regiones y en el resto del país a unos 5,000 militares y miles de policías para la lucha antidroga, en el marco de la cual se han cometido más de 28,000 asesinatos en los últimos cuatro años, la mayoría atribuidos a disputas entre cárteles.
Tamaulipas y Nuevo León viven desde finales de 2009 una violencia creciente derivada de la guerra entre los cárteles.
Sus continuos choques y entre éstas con las fuerzas de seguridad han causado decenas de muertos y han extendido el temor en la población en buena parte de sus territorios, según autoridades locales y nacionales.
El gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández, dijo que han sufrido desde hace décadas "la presencia de estas organizaciones pero en las últimas fechas ha sido más complicado (...) grupos toman las calles, las carreteras y zonas rurales del estado como campo de batalla".
Los efectivos enviados a estos estados integrarán la llamada 'Operación Coordinada Noreste', en la que operarán de forma conjunta elementos del Ejército, Marina Armada, policía federal y fuerzas de seguridad estatales.
Poiré también recalcó que los militares que ya operan en el noreste del país han logrado golpes significativos como el operativo que abatió a principios de mes a Ezequiel Cárdenas Guillén, alias 'Tony Tormenta', uno de los dos líderes del Cártel del Golfo.
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