Jorge Meléndez Preciado
Dos percepciones hay de la pasada contienda electoral en cuatro estados del país: salieron derrotados y hasta destrozados PAN y PRD y el PRI se levantó con la victoria y va rumbo al 2012 casi en autopista. Pero como decía el gran Albert Einstein, todo es relativo.
Es cierto, el albiazul sufrió una debacle en el estado de México, se vio incapaz de ganar Nayarit, donde tenía posibilidades; en Coahuila, el compadre de Felipe Calderón, Guillermo Anaya, no fue preocupación para los hermanos Moreira, Humberto y Rubén, y en Hidalgo si bien obtuvo triunfos, su avance
fue discreto.
La organización aurinegra no logró las expectativas que anunciaron tanto Andrés Manuel López Obrador como Alejandro Encinas, en la tierra de Hank González; Coahuila resultó un fracaso monumental, ya que el PRD
perderá el registro e incluso no logró unirse con el PT y Convergencia; en la cuna de Alí Chumacero, Guadalupe Acosta Naranjo sólo hizo berrinches, se basó en ocurrencias acerca de la caza de mapaches y hasta se lanzó, torpe e innecesariamente, contra López Obrador, logrando una votación irrisoria, y en la bella airosa, únicamente apoyó esfuerzos de albiazules.
Lo peor del asunto es que tanto panistas como perredistas no se reponen de sus malas políticas y siguen ensayando lo tradicional: querer mostrar que no obstante los fracasos están unidos en lo esencial; oh, las
viejas prácticas.
En el instituto fundado por Cuauhtémoc Cárdenas –ausente éste de actividades proselitistas– la cosa fue trágica. Entre divisiones y reclamos mil,
cáncer que ojalá no haga metástasis en los siguientes días, se ensayó lo conocido: achacar al rival los malos resultados luego de alardear que se iba a ganar, no explicar a qué se debió el descalabro y lo elemental, no plantear qué hacer en adelante.
Gustavo Madero, por ejemplo, aglutinó, cuando menos para la foto, a los precandidatos y dijo que su agrupación estaba cohesionada. Sabemos que no es así, pues hay molestia por el apoyo de Felipe Calderón a Ernesto Cordero e incluso hay cabilderos de Los Pinos, Adriana Ávila, por ejemplo, que han intentado manipular los diferentes encuentros para llegar a un acuerdo entre todos. Aunque ya sabemos que de simulaciones está plagado el camino de la politiquería. Mientras ello ocurre, por ejemplo, a Luis Felipe Bravo Mena se le vio solo, abandonado cuando dijo, para la historia, que las tendencias “no le eran favorables” (3 de julio). Y un perdedor que no ha dicho nada en esta contienda fue, sin duda, Felipe Calderón, quien impuso a la mayoría de los candidatos que jugaron, en el sentido literal, a querer ser dirigentes.
Dos simpatizantes claros de la izquierda, Marcos Rascón y Julio Hernández López, en el periódico La Jornada (4 y 5 de julio) señalaron que las actuales explicaciones no bastan, que si se desea competir debe abrirse el partido a la sociedad civil y que en esas condiciones la batalla para el 2012 simplemente no tiene posibilidades de triunfo. Incluso López Obrador, en su muy insistente versión de que todo es culpa de la mafia y Televisa, discurso que se pierde en la memoria colectiva por repetitivo, señaló que la democracia en México era “casi inexistente”. Algo para meditar si vale la pena seguir en estos juegos malvados.
Pero en el lado de los triunfadores no puede haber optimismo en nada, salvo en ganar la silla embrujada para un cuate, amigo o compañero de negocios. Y es que las viejas prácticas clientelares fueron notorias, la parcialidad de los institutos electorales clarísima, la ausencia de debate en los comicios –salvo los habidos entre Eruviel, Alejandro y Felipe, que no significaron mayor cosa en la votación– parte de un sistema atrasado, las maquinarias dirigidas por los gobernadores la fuerza verdadera y la abstención una cuestión preocupante en el estado vecino al DF fue de 57 por ciento.
Algo en lo que se debe poner atención son los medios de difusión. La gran mayoría no informó ampliamente, analizó ponderadamente y evitó hacer entender lo que pasó. En realidad, tomaron partido con el fin de sentirse del lado de los vencedores momentáneos. Lo que debe tener muy preocupado a Los Pinos, ya que su estrategia de ganar a los concesionarios de radio y televisión con prebendas, no resultó, pues el apoyo al expartidazo fue tan evidente y las críticas mordaces a los panistas tan notorias que los funcionarios actuales deben poner sus barbas a remojar.
¿Tiene el camino pavimentado Enrique Peña Nieto? ¿No hay futuro para el PAN? ¿Ya perdió Andrés Manuel toda oportunidad?
Respecto al señor del copete nada está resuelto, ni siquiera en su partido donde Manlio Fabio es una piedra, chiquita, pero molesta, en su zapato. Aunque hay dos amenazas que pueden venir desde las alturas: algún escándalo grave de narcotráfico –ya asomó la nariz el asunto del Góber precioso,Mario Marín, con los Beltrán Leyva– y una investigación de la Secretaría de Hacienda acerca de las finanzas peñistas y las que se operaron en la campaña de Eruviel, más de mil millones de pesos, según analistas.
En el PAN deberán acelerar la decisión de su candidato, aunque si va la imposición calderonista hasta el momento, Ernesto Cordero, no tendrán gran futuro. Deberán, entonces, escoger a alguien que no sea felipista pero tenga oportunidad de dar la pelea y, desde luego, trazar una estrategia correcta.
La izquierda deberá hacer un acto de contrición, a lo que no está habituada, y aglutinarse no obstante las diferencias, con un aspirante. Pero su oportunidad real no estará en sus fuerzas, sino en lo que ocurra en el plano internacional. Si llega una crisis económica importante, hoy en ciernes, puede levantar presión seriamente, ya que todo mundo se dará cuenta de lo terrible que es el capitalismo, el que nuevamente en este cambio climático, le da aspirinas a los cancerosos.
Y es que las imágenes de la televisión de miles de mexiquenses son realmente de espanto: infinidad que han perdido una y otra vez su patrimonio, los cuales esperan una ayuda que se traduce en limosnas. Algo que cansa hasta a los más abnegados, pero no resuelve los problemas creados por obras inútiles, negocios para unos pocos y el enriquecimiento de grillos y sus amigos.
En España se ha empezado a crear un nuevo partido, de los famosos indignados, o el M-15. En nuestro país de no ocurrir cambios en las organizaciones que gastan miles de millones de pesos en onerosas e inútiles campañas sucederá lo mismo, haya o no reforma política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario