Autor: Sergio Ramírez Robles
El domingo 6 de junio pasado casi a la media noche, fuerzas federales y estatales quitaron del control de la histórica mina de Cananea a los mineros que mantenían desde hace tres años parada la producción para entregárselo a Minera México, quien se había beneficiado con una decisión judicial que declaraba inexistente la huelga.
Desde ese día he leído y escuchado multitud de argumentos a favor y en contra tanto de la huelga como de la acción del gobierno. Argumentos que defienden el derecho de huelga y la certidumbre que necesita el empresario. Otros que hablan de un estado represor contra quien dice que el gobierno debe garantizar que la ley se cumpla a como de lugar. Que si el operativo fue limpio o si hubo lesionados. Que si deben aceptar los trabajadores las liquidaciones o si deben rechazarlas. Que si esto, que si el otro.
Sin tratar de minimizar todos los argumentos hasta hoy vertidos no sólo por las partes sino sobre todo por los opinadores, me resulta un poco sorprendente el que nadie haya tocado dos temas fundamentales que en mi opinión fueron los que detonaron la necesidad de tomar en este momento la decisión de quitarle el control al sindicato minero como son, el alto costo de extracción del cobre en Cananea y la recuperación y estabilización del precio de dicho metal en el mercado mundial después de una espectacular caída que inicia en junio de 2008 (9,000 dls/ton), toca fondo en marzo de 2009 (2,800 dls/ton) para iniciar recuperación llegando en marzo de 2010 a 7,900 dls/ton y disminuyendo por el terremoto en chile para estabilizarse por encima de los 6,000 dls en expectativas a futuro como se muestra en la gráfica siguiente.
Es importante tomar en cuenta las razones del mercado y los costos de producción ya que por la tecnología empleada en Cananea, el Cobre tiene que ser extraído en bruto del subsuelo y transportado contragravedad a la superficie para ser tratado (contrario a las otras minas del mundo que lo extraen de montañas y lo dejan caer por gravedad) lo que le añade costos de producción muy importantes que sólo hacen rentable a Cananea si el precio se sitúa por encima de los 5.5 mil dls/ton.
Es así que para nadie fue interesante destrabar la negociación que mantuvo parada la mina desde 2007 porque sencillamente NO ERA RENTABLE su explotación y como curiosamente salieron de la chistera tanto la voluntad gubernamental como la de la empresa para poderla “rescatar”.
Valdría la pena que en todos los respetables análisis que hoy se están haciendo relacionados con los derechos humanos, la productividad, la certidumbre jurídica o la razón legal, se incorporaran elementos netamente económicos que nos permita ver la película completa y analizar con todos los elementos, las decisiones que se están tomando. (http://laloncheria.com/2010/06/09/razones-canaea/)
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