Sergio Ramírez Robles
Tenía 7 años y en un pueblo perdido de la sierra madre occidental que hoy por hoy solo produce emigrantes y mariguana y del cuál mi familia materna salió físicamente hace 55 años pero nunca en espíritu, rayaban las 11 de la noche cuando escuché dos ruidos que nunca había escuchado en vivo y que al día siguiente me explicaron que habían sido dos disparos que habían matado al “pelón” tras una riña de cantina mas parecida a las de los hermanos Almada que a las de Pedro Infante.
Al decirme aquello mi mente infantil urbana inmediatamente pensó en ver decenas de policías que estarían buscando al asesino y al asomarme por la ventana y ver todo igual que al acostarme solo pude preguntar, ¿y la policía? A lo cual me respondieron de inmediato; el pinche chismoso de Pedro les avisó, que bueno que se lo llevaron. Aún sin entender pregunté, ¿Pedro mató al pelón?, a lo cual me respondieron, no claro que no pero los judiciales se lo llevaron para interrogarlo, que bueno, se lo merece por chismoso.
Algo muy similar viví el jueves pasado cuando al despertarme vi que Excelsior publicaba las transcripciones de unas grabaciones dónde Fidel Herrera Gobernador de Veracruz, abiertamente y sin el menor recato “reapendejaba” a su delfín Duarte, ofrecía dinero a candidatos y dirigía campañas de diputados y Senadores. El viernes aparecieron videos que evidenciaban al Gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz pidiendo “chingos” de votos para su delfín y al de Puebla Mario Marín en una relación sentimental con una menor de edad. Esta vez no fueron dos sino 3 balazos los que escuché.
Curiosamente la respuesta de la Presidenta del PRI al ser cuestionada sobre las anteriores grabaciones y videos fue en el fondo parecida a la que me dieron en mi infancia ante aquel homicidio, “no se vale que exhiban eso”... “apoyamos a los gobernadores ya que no hay denuncias ni se les ha comprobado nada”... “el Gobierno está usando los aparatos de inteligencia para grabar a los gobernadores” y “empezó la guerra sucia del PAN”.
No escuché en ninguno de los comentarios posteriores de la Presidenta del PRI uno solo que condenara el uso de los recursos públicos con fines clientelares o electorales en Veracruz o Oaxaca y aún más grave, que condenara la posibilidad de que el Gobernador de Puebla hubiera cometido estupro.
Lo único que importaba para el PRI era condenar al “chismoso”, al que había hecho del conocimiento público la posibilidad de corrupción y más aún, de estupro.
Así fue que Excelsior, el PAN y el Gobierno fueron atacados y condenados tanto oficialmente como por todos los mecanismos posibles de trolleo y aunque efectivamente dichas pruebas serían invalidas ante cualquier instancia de procuración o impartición de justicia por la forma que fueron obtenidas, esto no exime a los actores de los delitos de haberlos cometido más aun tratandose de Gobernadores que tienen a sus órdenes las Procuradurías locales, las cuales nunca van a proceder contra sus jefes.
La respuesta del PRI fue clara: denunciar ante las procuradurías locales controladas por los gobernadores evidenciados a quienes pudieran haber hecho públicas dichas grabaciones y videos.
Una vez más y como en mi niñez, se intenta condenar al “chismoso” y no al que mata, pareciera que lo que vimos en la famosa película de la Ley de Herodes sigue vigente; los Gobernadores tienen su Constitución y su pistola y con ellas, hacen lo que se les antoja en su territorio.
Algunos enamoran menores de edad, otros usan los impuestos para que ganen sus candidatos y otros salen absueltos por la SCJN aunque haya violaciones graves a las garantías individuales.
Disculpen pero no puedo aceptar que “los chismosos” sean los culpables, culpable es el que mata, el que corrompe, el que engaña, el que compra voluntades o enamora gastando nuestros impuestos.
Ya estuvo; en México tenemos que empezar a estar de acuerdo en que culpable es el que mata, no el que le avisa a la policía.
http://laloncheria.com/2010/06/21/no-tiene-la-culpa-el-que-mata-sino-el-que-avisa-a-la-policia/
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