José Antonio Crespo
Filtraciones y narcotráfico
Por supuesto, las filtraciones de WikiLeaks generará diversos efectos en la política mundial y la de cada uno de los países exhibidos. En nuestro caso, nos enteramos de percepciones de la embajada norteamericana y del propio gobierno mexicano sobre la guerra contra el crimen organizado, que en absoluto corresponden con las declaraciones oficiales de esos dos actores. Sabemos de antemano que en la política y en la diplomacia está prohibido decir lo que uno piensa. Por eso resulta interesante descubrir lo que realmente creen los diversos actores políticos sobre tal o cual tema, para así extraer conclusiones pertinentes. En más de un sentido, el gobierno y la embajada dan la razón a los críticos de la estrategia calderonista, reconociendo que estamos ante un enorme fracaso.
Por ejemplo, más allá de las constantes felicitaciones que hace la embajada a Felipe Calderón por su estrategia contra el narcotráfico, considera que "Se ha enfrentado a un panorama de descoordinación entre las agencias que participan en la lucha contra el narco que, sumada a las crecientes espirales de violencia dejan la percepción de que su estrategia ha fracasado". Agrega que las instituciones de seguridad están entrampadas en una competencia de suma cero, en donde "el éxito de una agencia es percibida como el fracaso de otra, la información es mantenida aparte y casi no hay nada que se pueda llamar operación conjunta".
Es decir, contrariamente a sus declaraciones oficiales, la embajada no cree eso de que "vamos ganando aunque no parezca", lema que ha sido eje toral de la publicidad oficial. Y por supuesto, uno de los problemas claves que no se ha enfrentado - y que vulnera todo esfuerzo contra el crimen - es la corrupción oficial, "que es generalizada". Los expertos en seguridad llevan años señalando que mientras no se combata la corrupción oficial (no sólo la vinculada al narcotráfico), no se podrá avanzar significativamente. Pero el gobierno no lo hace para no afectar a la clase política de la que forma parte (sería darse un balazo en el pie).
Y si bien Estados Unidos ha respaldado desde hace mucho tiempo la participación del Ejército en esta lucha (Vicente Fox intentó sacarlo, pero los norteamericanos le torcieron el brazo para que no lo hiciera), la embajada piensa que sus acciones han sido "torpes, descoordinadas, anticuadas, burocráticas, parroquiales y con aversión al riesgo". Se piensa también que "(Sedena) Ha sido seriamente golpeada por organizaciones de derechos humanos internacionales y domésticas, que argumentan con una base considerable, que de hecho los militares no están capacitados para desempeñar un papel policíaco doméstico… El riesgo es que cada vez que se critica más a Sedena más aversión al riesgo tendrá". Tales percepciones no reflejan una victoria clara sobre los capos, sino el fracaso de la estrategia.
Por su parte, el gobierno mexicano, en voz del entonces subsecretario de Gobernación, Gerónimo Gutiérrez, reconoce que las cosas no van tan bien como lo afirma oficialmente. Frente a la aseveración de Calderón en sentido de que no se ha perdido un centímetro de control territorial, Gutiérrez reconoce frente a Estados Unidos que se han perdido alguna zonas: "Esto (la pérdida de control en regiones) está dañando la reputación internacional de México, lastimando la inversión extranjera, y enviando una sensación de impotencia del gobierno". Gutiérrez comunica también que "ya ni siquiera hay tiempo para afianzar la preparación de las instituciones en los años que restan de la administración Calderón".
En efecto, no hay tiempo porque la guerra se emprendió sin preparación, como ahora reconoce públicamente el Procurador Arturo Chávez Chávez: "Yo creo que a todos nos resulta claro que la forma como se presentó el fenómeno tomó impreparadas a las instituciones del país. Negarlo es un absurdo. Todos lo tenemos claro" (2/Dic/10). No todos; Calderón siempre ha dicho que hizo las cosas bien, con la debida preparación y planeación, aunque luego se haya percatado de que las cosas eran peor de lo que imaginó. En todo caso, será muy difícil en adelante creer cualquier afirmación que haga el gobierno mexicano y la embajada sobre este tema.
Ahora sabemos que ven las cosas de manera muy distinta a como dicen verlas. Ha habido un sistemático engaño a la ciudadanía.
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