BLOG DE ANÁLISIS Y PERIODISMO PROPOSITIVO

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La verdad nos hará libres...

lunes, 18 de octubre de 2010

GENTE MALA, GENTE BUENA

Jesús Hernández Cuellar

Los golpes de la vida, confusamente, nos hacen creer que el mundo ha sido invadido por gente mala, de la peor calaña, que se ha adueñado de cada rincón del planeta. Guerras, corrupción, trampas, crímenes, dictaduras, fraudes, son sólo algunos elementos de los cuales se nutre esa noción del mundo.

Mientras observaba, en vivo, el rescate de los 33 mineros chilenos a mediados de octubre de 2010, llegué a la conclusión de que ese hecho representaba una gran bofetada para quienes se proponen convertir la vida humana en un infierno. Mil millones de televidentes presenciaron la salida a la superficie de Florencio Avalos, el primero de los trabajadores de la mina San José, en la lejana región chilena de Atacama, que subió a tierra firme. Esa cantidad de televidentes superó a la de la final de la Copa del Mundo 2010 en Sudáfrica, entre España y Holanda. Aquel gran partido en el que el equipo ibérico ganó la copa, fue visto por casi 800 millones de personas apostadas detrás de sus aparatos de televisión.

Al principio, pensé que tanta gente interesada en conocer los detalles del rescate de los mineros, podría ser un hecho motivado por simple curiosidad, tal vez una curiosidad matizada por el morbo. Al final de la jornada, comprendí que esa no era la razón por la que millones de seres humanos habían permanecido en vilo, durante la operación. Hablé con muchas personas en los días siguientes, y un número grande confesó que había llorado al ver salir de las entrañas de la tierra no sólo a Avalos, sino a muchos otros mineros. La gente experimentó una simpatía fuera de serie por el rescatista Manuel González, de 43 años, el primero en entrar a la mina para reunirse con los mineros y el último hombre en salir. Estamos hablando de televidentes no chilenos, latinos de nacionalidades diversas que viven en Estados Unidos.

Los chilenos, por supuesto, pusieron la nota emotiva más alta. Sus rostros tomados por las cámaras de las más grandes cadenas internacionales, reflejaban el miedo, la incertidumbre y la esperanza casi en cada salida a la superficie de sus compatriotas mineros, que habían permanecido en las entrañas de la tierra durante 70 días.

La humanidad tuvo momentos similares en el pasado. El 11 de septiembre de 2001, cuando un grupo de radicales islámicos utilizó aviones comerciales como misiles para destruir las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en Washington, Estados Unidos disfrutó de altos niveles de solidaridad. En una enorme cantidad de ciudades se hicieron vigilias y se rezó por los muertos. En 2004, el terremoto y posterior tsunami en el Océano Indico, que sacudió a Indonesia, Sri Lanka, India y Tailandia con saldo de 230 mil muertos, también estremeció al mundo. Los terremotos de este año 2010 en Haití y el propio Chile, provocaron igualmente reacciones humanitarias de grandes proporciones.

La moraleja de estos acontecimientos es absolutamente clara: en el mundo hay mucha, pero mucha más gente buena que mala. Sólo que los malos saben hacer mucho daño, y mucho ruido.

No es por gusto que desde los días de las grandes tragedias griegas hasta la telenovela de hoy, pasando por todas las obras sobresalientes de la literatura universal y el cine de Hollywood, la presencia de la lucha del bien contra el mal ha sido abrumadora si se la compara con cualquier otro tema. La obsesión humana por hacer el bien nos ha perseguido posiblemente desde la Edad de Piedra. Muchos especialistas aseguran que Hitler y Stalin estaban convencidos de que hacían el bien, mientras el primero masacraba a judíos en sus campos de concentración y el segundo ejecutaba a sus enemigos de un tiro en la nuca o los enviaba a campos de trabajos forzados en Siberia. Otros expertos cuentan que si Hitler y Stalin hubiesen creído que eran criminales, se habrían suicidado. El punto es que el ser humano es intrínsecamente bueno, y cuando no lo es, siente la necesidad de creer que lo es. Ese es el mayor triunfo del bien contra el mal.

(Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine, revista que fundó en julio de 1994 en Los Angeles, California. Ha sido además redactor de la agencia EFE en La Habana, Cuba, San José, Costa Rica, y Los Angeles, California, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Angeles e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Angeles, UCLA).

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