El filme Nowhere Boy de Sam Taylor-Wood revela a un Lennon adolescente sensible e inseguro.
Antonio Martín Guirado
Los Ángeles (EEUU), 7 de octubre (EFE).- “Nowhere Boy”, una película de Sam Taylor-Wood que revela el lado sensible e inseguro de John Lennon en su problemática adolescencia, llega mañana a los cines de EEUU, en la víspera del 70 aniversario del nacimiento del ex Beatle.
Liverpool, 1955. La vida de un chico inquieto de 15 años (Lennon, encarnado por Aaron Johnson), ansioso por vivir experiencias, se debate en el seno de una familia disfuncional, repleta de secretos, bajo el mando de dos mujeres- la tía que le crió, Mimi (Kristin Scott Thomas), y su madre, Julia (Anne-Marie Duff).
Bajo ese contexto y en busca de una forma de escape, Lennon descubre el rock'n'roll y conoce a otro joven con la misma pasión por la música, Paul McCartney (Thomas Brodie Sangster). Nadie imaginaba que una parte vibrante de la historia de la música comenzaba a ser escrita.
“Es el papel más grande de mi carrera”, dijo Johnson a Efe en una entrevista. “El más intenso y el que me supuso un mayor reto”, añadió el protagonista de “Kick-Ass”, el título que le reportó la fama en primera instancia.
Este británico de 20 años, que mantiene una relación con la directora del filme, Sam Taylor-Wood (Londres, 1967), artista especializada en fotografía y vídeo, y con quien tuvo una hija en julio pasado, se presentó al casting justo cuando estaba en la recta final del rodaje de la violenta “Kick-Ass”, cinta para la cual tuvo que esconder su acento.
“Leí el guión y me pareció precioso, absolutamente fantástico. Quise formar parte del proyecto y me esforcé a tope por conseguirlo”, declaró Johnson, quien admitió que sintió cierta presión cuando supo que había conseguido el papel.
“Lennon es un icono. Sentí la responsabilidad de investigar exhaustivamente, así que escuché toda su música, vi documentales, leí biografías... Al final decidí que debía olvidarme de todo e interpretar el papel de forma natural, aunque sabía a qué cosas debía aferrarme para hacer mi trabajo”, manifestó el joven.
Johnson explicó que durante su labor de documentación descubrió que Lennon, en su juventud, “se guardó muchas emociones para sí mismo".
“No le gustaba compartir el dolor y la tristeza que sintió en muchas ocasiones y eso es algo que se ve en la película. Trataba de encerrar y en ocasiones enterrar esos sentimientos. Creo que mostramos esa vena sensible e insegura de su juventud”, declaró el actor, quien tuvo que aprender a cantar y a tocar la guitarra para la cinta.
Johnson se declara un fan incondicional de la música de Lennon, aunque eso era todo lo que sabía de él antes de embarcarse en el proyecto.
“El guión fue mi primera herramienta”, apuntó el intérprete, que cree que al espectador le sorprenderá descubrir los orígenes del artista, criado por su tía y muy vinculado a su tío John, con quien estableció una relación muy íntima y al que vio como lo más cercano a una figura paterna.
“Fue el padre que no tuvo durante gran parte de su infancia. Le daba baños, le acostaba, se sentaba junto a él en la cama para contarle historias, escuchaban la radio juntos... Tenían una relación especial”, indicó Johnson, satisfecho de que la película haya emocionado tanto a Yoko Ono, viuda de Lennon, como a McCartney.
Al final de la película suena “Mother”, uno de los temas más reconocibles de Lennon. “Escuchar esa canción justo después de lo que ocurre en la película hace que un escalofrío recorra todo tu cuerpo”, comentó Johnson.
Ono posee los derechos sobre la canción, al igual que McCartney los tiene sobre otros dos temas que suenan en “Nowhere Boy". Las dos celebridades decidieron cederlos para la ocasión. “Fue como una bendición”, dijo Johnson. “Nos apoyan y es algo que realmente nos hace sentir bien”, agregó.
Lennon fue asesinado el 8 de diciembre de 1980 ante las puertas de su residencia en el edificio Dakota, frente al Central Park de Nueva York. Para Johnson, el músico, de estar vivo hoy día, seguiría luchando por una sociedad mejor a través de su música y de su activismo.
"Él realmente quería un cambio en el mundo. Quería que la gente se tratara con respeto y viviera en paz, que no hubiera guerras ni odio. Era un espíritu libre, generoso y desprendido”, concluyó.
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