Es el empleo y no las políticas públicas lo que revertirá la marginación.
Reconoce que beneficia a algunos políticos demagogos.
Asegura que cuando muera no se llevará ni un peso.
Por Angelle Hernández Cháirez / El Financiero en línea
México.- El empresario Carlos Slim Helú advirtió que se necesitan instituciones nacionales “muy fuertes” y la división de poderes, a fin de evitar problemas como la "incapacidad del poder político para atender las demandas de la población o la influencia de poderes fácticos".
En el marco de las mesas de debate con motivo del 20 aniversario del Instituto Federal Electoral, el presidente de Grupo Carso indicó que la pobreza no se resolverá con "caridad y políticas públicas sociales de bienestar", sino con la creación de muchos empleos.
Al hombre más rico del mundo, según la revista Forbes, se le preguntó si estaría dispuesto a distribuir parte de su dinero, a lo que respondió que con “mucho gusto” repartiría a cada mexicano 300 o 500 dólares, si con ello se acabara la pobreza.
"Me encantaría, lo haría con todo gusto; estoy convencido de que la pobreza no beneficia a nadie más que quizás a algunos políticos demagogos. Pero creo que la mejor inversión para combatir la pobreza es con nutrición, salud, educación y empleo, empleo y más empleo", se defendió.
Como se le insistió en que si su riqueza es comparable con la democracia mexicana, e incluso el moderador del panel, Juan Pablo Corlazzoli, se equivocó y lo mencionó como dueño de Televisa, el magnate mexicano contestó que el día que se muera no se va llevar nada.
"Yo, no me voy a llevar ni un centavo, de alguna forma somos administradores temporales de riqueza; se muere uno y deja todo lo que ha creado.
"Privilegios —apuntó el llamado rey Midas— los tienen todos y no sólo los que tienen capital, sino responsabilidad política, de función pública, doctores, investigadores o maestros.
"Todos tenemos el compromiso de asumir responsabilidades importantes para buscar que la población, mediante una buena educación y salud, de una mejor calidad de vida, pueda acceder mejor a formar esas clases medias que en otros países estamos logrando hacer y que en México es algo que vamos haciendo relativamente más despacio."
Además, tachó de “perverso” que se piense que en países que no son muy ricos, haya empresas “muy pobres” y que las únicas empresas ricas tengan que ser extranjeras.
"Creo que ésa es una idea equivocada o una actitud hasta perversa, o una política buscando otros fines."
Cuestionado también sobre si paga impuestos, el inversionista replicó que por supuesto que los paga y, además, son "bastantes".
Incluso, sostuvo que después de los impuestos que se le quitan a Petróleos Mexicanos y del Impuesto al Valor Agregado, "somos los segundos pagadores más importantes de impuestos y son proporcionales sin duda a los resultados de las empresas".
Y negó que fuera el dueño de Teléfonos de México, empresa de la que, indicó, sólo le pertenece una cuarta parte.
Filantropía definida
En la mesa titulada “Poder, Estado y Democracia”, del Foro de la Democracia Latinoamericana, el también filántropo hizo una diferencia entre riqueza e ingreso, al señalar que la importancia de la riqueza es que se maneje con gran eficiencia para crear más riqueza, ya sea de una persona, de millones o del Estado.
"Y su fruto, que es el ingreso, tiene que tener gran distribución porque eso es lo que sustenta el crecimiento, el desarrollo, el bienestar de las personas."
Insistió en que si se le repartieran acciones de Telmex o Pemex a la población, no va a vivir de eso, pues necesita un ingreso para sostener su bienestar.
Slim Helú criticó que en los últimos 50 o cien años trillones de dólares combatiendo la pobreza, perdonando deudas, creando programas de alimentación y salud, se ha gastado en reuniones y programas, pero también hay quien vive de la pobreza por medio de todos estos programas.
Por último, consideró que la iniciativa y el empresario son fundamentales en esta nueva sociedad, porque lo que ha ocurrido en los países desarrollados es que han agotado los recursos; en algunos países que captan 40, 50 por ciento de la economía, no es suficiente para hacer frente a las jubilaciones, a la inversión pública, a los servicios de salud, a los gastos que va a implicar de retiro.
Sin duda en cualquier país lo anterior es fundamental, y "querer que los países pobres tengan empresas pobres es un error brutal", concluyó.
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