La tragedia ocurrida en Pasta de Conchos no quedará impune, porque 'el caso no está cerrado y ha abierto muchos ojos', consideró el obispo de Saltillo, Raúl Vera López.
Durante una misa celebrada en la vía pública, frente a las oficinas corporativas de Grupo México, el obispo advirtió que mientras permanezca la impunidad de los responsables de la tragedia no habrá paz, ni justicia, ni cesará la lucha de los afectados.
Ante miembros de la Familia Pasta de Conchos, que agrupa a familiares de los mineros sepultados, y de organizaciones solidarias con ese movimiento, el obispo dijo que mientras se logra el rescate de los cuerpos de los mineros la lucha ha dejado beneficios que se reflejan en la concientización sobre las condiciones del trabajo de los mineros.
Planteó que después de la tragedia de Pasta de Conchos, ocurrida el 19 de febrero de 2006, han fallecido otros 43 trabajadores en diferentes minas, plantas de beneficio y transporte de carbón que han revelado las condiciones inseguras en las que realizan su trabajo.
Dijo que gracias a la presión de organizaciones como la que agrupa a los deudos de Pasta de Conchos y a otras más de derechos humanos, se ha avanzado en el mejoramiento de las condiciones de seguridad de las minas e incluso por primera vez en México se logró la clausura de un centro de trabajo por inseguro, que es el caso de la mina Lulú.
A pesar de este avance, advirtió el obispo de Saltillo, la lucha continuará hasta que se recuperen los cuerpos de los mineros sepultados en Pasta de Conchos.
Criticó que la empresa y las autoridades se opongan al rescate de los cuerpos sepultados, tal como lo demandan sus familiares, quienes han recorrido incluso a organismos internacionales para conseguirlo.
Según Raúl Vera, el rescate de los cuerpos evidenciaría que los mineros aún estaban vivos cuando se suspendieron las labores de rescate.
En el acto desarrollado frente a las oficinas del Grupo México, ubicadas en la colonia Polanco, aparte de la misa celebrada por el obispo Raúl Vera hubo testimonios y actos simbólicos en recuerdo de esa tragedia.
Familiares de los fallecidos en Pasta de Conchos y trabajadores de las minas de carbón en activo expusieron razones por las cuales permanecen en esta lucha, no sólo por los muertos sino también por los que aún permanecen trabajando en las entrañas de la tierra.
Trinidad Cantú Cortez, madre de uno de los mineros muertos en Pasta de Conchos, y Modesta Ayala, hermana de otro minero, expresaron la necesidad de recuperar los cuerpos, como un derecho elemental para poder mantener la memoria de los suyos en un lugar conocido.
La lucha no es para se cierren las minas, sino para que se mantengan abiertas pero sean seguras para los trabajadores, subrayaron.
En el acto conmemorativo se informó también con detalle del avance que el asunto Pasta de Conchos lleva ante las instancias internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización Internacional del Trabajo.
Por ello, el obispo Raúl Vera insistió en su mensaje final en que este asunto no quedará impune. (NTX-EGMO)
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