Los personajes clásicos de las óperas de Verdi y Mozart habituales en el escenario del teatro de Covent Garden fueron sustituidos en esta ocasión por unos más contemporáneos y malhablados en el estreno de "Anna Nicole".
El argumento tragicómico de la obra, los diálogos ordinarios -siempre cantados- y las escenas de contenido algo erótico (una mujer enseñando los pechos de espaldas al público y una escena sugerida de sexo oral), arrancaron en numerosas ocasiones las risas de un público que acabó aplaudiendo con entusiasmo.
La rubia Anna Nicole Smith fue conocida por sus pechos operados, su belleza, que trataba de imitar la de Marilyn Monroe, y por su enlace con el magnate del petróleo Howard Marshall, que murió a los 90 años, sólo uno después de haber pasado por el altar.
La actriz y modelo, objetivo habitual de los "paparazzi" en la década de 1990, no le sobrevivió mucho tiempo, y falleció en 2007 a causa de una sobredosis.
Su trágica vida se recrea ahora en esta ópera compuesta por el británico Mark-Anthony Turnage, un músico muy influido por el jazz, y con libreto de Richard Thomas, autor de la irreverente obra "Jerry Springer: The Opera", un musical que ya provocó un escándalo por su léxico profano y su tratamiento de la tradición judeo-cristiana.
El papel principal de Anna Nicole está interpretado por la soprano Eva-Maria Westbroek, que en los próximos meses también actuará en "La valquiria" de Wagner en la Ópera de Frankfurt y se pondrá en la piel de Chrysothemis en "Electra", en el Festvial de Salzburgo.
En el estreno mundial en Londres de la obra, la Royal Opera House lució una decoración especial, y todas las esculturas femeninas que adornan los anfiteatros de la sala aparecieron cubiertas con la cara de la ex modelo de Playboy, mientras que sobre el telón, de color rosa chicle para la ocasión, daba la bienvenida al público una gran imagen de dos atletas ataviados con minúsculos bañadores de barras y estrellas.
La estética de la obra tiene un aire de musical del West End londinense, más que de una ópera al uso.
Los escenarios en los que se desarrolla reproducen un ambiente de lujo decadente y una estética "kitsch", acorde con el personaje de Anna Nicole, que alcanza el éxito y la fama gracias a unos implantes de silicona de un tamaño desproporcionado.
Gracias a sus pechos operados conoce al multimillonario que, vestido con un traje dorado, la saca del club de "streap-tease" donde trabaja para regalarle una vida de lujo y desenfreno.
Las tablas del escenario no tardan en cubrirse del polvo blanco que inhalan los invitados a las fiestas de Nicole.
La vida libertina de la modelo durará tan poco como su marido, que fallece al poco tiempo sin haberla incluido en el testamento, por lo que la riqueza dejará paso a más de una década de abogados y pleitos.
El ultimo tramo de la ópera abandona el tono cómico del inicio y presenta a una Anna Nicole con muchos kilos de más y una adicción a las pastillas calmantes que le ayudan a soportar el dolor de espalda que le provocan sus enormes pechos artificiales.
El coro de periodistas trajeados que le seguía a todas partes cuando era rica y famosa se convierte en un enjambre de cámaras negras que darán cuenta de su prematura muerte.
Uno de los propósitos del teatro londinense al programar esta ópera inusual es atraer al público joven, poco acostumbrado a acudir a las funciones en Covent Garden, por lo que los precios de las entradas se han rebajado aproximadamente un tercio, y las entradas más caras se venden en esta ocasión a 75 libras (89 euros o 120 dólares).
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