Pues para allá vamos y a paso rápido. Ahora resulta que la sangrienta guerra que se vive en Ciudad Juárez, Chihuahua, arrebató la vida a tres niñas, que, según autoridades, su único “delito” era ser hijas de un individuo relacionado con el narcomenudeo.
Las hermanas Karen y Briseida, de 14 y 15 años, y su amiga Esmeralda, de 12, fueron acribilladas a balazos la noche del miércoles por un comando que las sorprendió cuando platicaban en el patio de su vivienda, ubicada en la colonia Granjas de Chapultepec.
Dos murieron antes de llegar al hospital y una falleció cuando era intervenida quirúrgicamente. Familiares de las hermanas confirmaron ante la Fiscalía General del Estado que el ataque de los sicarios estaba dirigido al padre de las menores, Mario Barraza Puente, de 34 años, quien se dedica a la venta de droga. “Al no localizarlo atacaron a las hijas y a las amigas de éstas, cuando se encontraban platicando”.
La versión fue confirmada por la Fiscalía General del Estado, al señalar en un comunicado que “el móvil es la venta de drogas”. En tanto, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) inició una investigación sobre este triple homicidio. El ombudsman Raúl Plascencia exhortó a las autoridades de los tres niveles de gobierno a investigar a fondo y rápidamente este caso para dar con los responsables.
Mientras, personal de esta organización contactó a familiares de las víctimas para brindarles atención médica, sicológica y jurídica.
El triple homicidio ocurre a unas horas de que la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) diera a conocer una investigación donde resalta que “el elevado índice de ejecuciones se debe a que los cárteles de la droga que operan en la frontera han dejado de asesinarse entre ellos para entrar de lleno en un tipo de terrorismo que implica la ejecución de sus familias”.
El visitador Gustavo de la Rosa dijo que en algunos casos la víctima, aunque sea pariente, no está vinculada al narcotráfico. “A veces es muy difícil golpear al activo (sicario o vendedor), por lo que los delincuentes voltean a ver a las familias para afectarlo”.
Detalló que la CEDH tiene detectadas 10 zonas donde los cárteles han exterminado a unas 200 familias. Ayer, dijo que el crimen de las menores se perpetró en “una colonia que conforma uno de los centros de alta incidencia de exterminio de familias. Este caso nos dice que la tendencia es el exterminio de las familias de los activos”.
Esmeralda, Karen y Briseida eran buenas estudiantes y les gustaba leer la Biblia. “Fueron asesinadas después de haber estado en el templo haciendo alabanza”, dijo uno de sus familiares. “Acostumbraban a acudir a un templo cristiano que se ubica a unas cuadras de la zona, en la misma colonia División del Norte. Tenían unos minutos de haber llegado a la vivienda, cuando quedaron tiradas”.
Tras el ataque, Esmeralda y Karen fueron llevadas a la Cruz Roja en un vehículo particular; al llegar ya estaban muertas. Briseida falleció en el Hospital General, cuando la operaban.
Las niñas vieron interrumpida su vida y no le puedo decir si lo que ocurre en esa frontera y en muchos lugares del país, puede llamarse "vida". Descansen en Paz.
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