Como parte de una serie poco efectivas medidas para supuestamente combatir el terrorismo desde el espectacular "ataque" contra las torres gemelas en 2001, las agencias de investigación de Estados Unidos están amasando una monumental base de datos que incluye el fichaje de miles e ciudadanos contra los cuales jamás ha pendido una acusación criminal. El diario Washington Post ha publicado elDana priest and William Arkin Report, como parte de su serie Top Secret America, que analiza el rol de estas agencias y el sistema de seguridad estadounidense desde aquel confuso 11 de septiembre de 2001. La torpeza que ha caracterizado la estrategia de Estados Unidos sugiere que el principal objetivo es producir un show masivo para medios y ciudadanos, aludiendo a un estado de control en respuesta al requisito de seguridad pública, y no una verdadera iniciativa para defender un país. Aquí algunas de las más sorprendentes revelaciones:
1- La base de datos del FBI conocida como Nationwide Suspicious Activity Reporting Initiative (SAR) contiene un registro de 161,948 archivos con información de miles de ciudadanos como números telefónicos, documentos financieros, historial laboral, y fotografías. Hasta ahora esta enorme cantidad de información solo ha promovido cinco arrestos, ninguno de los cuales ha procedido. Muchos de los expedientes están desclasificados así que cualquier policía local, agente, o incluso un ciudadano común puede emitir reportes de sobre cualquier persona que consideren como un "sospechoso".
2- El Department of Homeland Security ha gastado (pues no su actividad no merece el adjetivo de invertido) 31 mil millones de dólares en iniciativas domésticas de seguridad desde el 2001. Lo curiosos es que ni siquiera se tiene un registro preciso de la distribución de esos fondos, sobre todo en el rubro de financiamiento de "centros de fusión" que son oficinas dedicadas a sintetizar la información aportada por todas las agencias estatales de investigación y compartirla al SAR.
3- Los "centros de fusión" cuentan con personal al que se le encarga el análisis a profundidad del fenómeno de terrorismo cuando en realidad no cuentan con entrenamiento calificado para aspirar a realizar esta labor con eficiencia. Entre algunas de las sugerencias que "expertos" han compartido a este personal esta la de monitorear estudiantes musulmanes en Estados Unidos y tratar de registrar sus conversaciones telefónicas como si se tratara de una persecución medieval y no de una afinada estrategia para hacer frente a uno de los más complejos fenómenos socioculturales de la actualidad.
4- La confusión es una constante en la interacción entre centros locales de la híper mediática guerra contra el terrorismo y caen en líneas de acción racistas o incluso caricaturescas: el centro de fusión de Virginia considera a los colegios afroamericanos como potenciales nichos terroristas; la Policía Estatal de Maryland ha infiltrado a grupos que protestan en favor de derechos humanos y exigen facilidades para bicicletistas, mientras que en Pensilvania se etiquetó como terroristas a miembros del Tea Party Patriots Coalition y activistas medioambientales.
5- Muchas ciudades y pueblos utilizan el pretexto de combatir terroristas para captar fondos que les permitan combatir el crimen local. Lo curiosos es que en las estadísticas tanto presupuestales como de detenciones, estas acciones pasan a incluirse dentro del combate al terrorismo. "Tenemos a nuestros propios terroristas, son criminales que roban nuestra seguridad cotidianamente" afirma el director de la policía de Memphis adoptando una postura claramente confusa de acuerdo a la supuesta línea central de acción que es garantizar la seguridad doméstica contra ataques terroristas.
SON TU SOMBRA
Tras conocer algunos puntos importantes de este análisis es difícil pensar que en Estados Unidos se ha gestado, durante los últimos 9 años, una verdadera estrategia antiterrorista. Más bien parece un pretexto semi argumentado para gastar enormes cantidades de recursos y fortalecer un espectáculo mediático que legitime un discurso oficial alineado con agendas que aún no quedan claras pero que parecen tener poco que ver con las versiones y los fines que son presentados ante la ciudadanía.
Un proyecto de más de 1 año y medio del Washinton Post, encabezado por la periodista ganadora del Pullitzer, Dana Priest. El Cuarto Poder, el poder secreto, un organismo de proporciones monstruosas que se mueve por definción en la sombra.
"Un mapa de lo que algunos en Washington llaman el lado oscuro... Una geografía alternativa de lo que no podemos ver porque está oculto a próposito", Dana Priest.
"Edificios que solo van 4 pisos hacia arriba pero tienen 10 piso en los sótanos con un mundo entero ahí", dice el fotógrafo Michael Williamson, de los edificios de inteligencia, la compañía General Dynamics trabaja en 99 diferentes locaciones en programas secretos y tiene contratos con las 16 agencias de inteligencia que existen dentro del gobierno, incluyendo en operaciones psicológicas, operaciones nucleares y de análisis de inteligencia.
Para los que se preguntan sobre los ataques del 9-11 y la posibilidad de que esto fuera aprovechado económicamente, creando una poderosa industria... Para los que se preguntan sobre el gobierno detrás del gobierno, sobre las llamadas "black ops", sobre la posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos oculte alta tecnología (incluso de ingeniera en reversa extraterrestre, como sostiene el hacker de Pentágono, Gary Mckinnon)... Una masiva industria de lo secreto fuera del control del gobierno y, sobre todo, de toda supervisión ciudadana. Podrían estar planeando la Guerra de las Galaxias ahí dentro por lo que sabemos.
Dos cosas a tener en cuenta, si esto es lo que logró encontrar el Washinton Post, ciertamente debe de haber muchos más ene l sentido de que lo ultrasecreto difícilmente será revelado a un diario; también, una cierta agenda por parte de este diario, uno de los tres más importantes de Estados Unidos. El Post concluye que el aparato de inteligencia-militar es demasiado grande para saber si es efectivo, además de ser sumamente costoso sin poder ser regulado. La comunidad de la inteligencia de Estados Unidos ha respondido diciendo que el reportaje del Post no le hace justicia a la industria y la presenta "bajo una luz desfavorable".
* 1,271 organizaciones gubernamentales y 1,931 compañías privadas trabajan en programas relacionados con contraterrorismo, seguridad nacional e inteligenica en alrededor de 10 mil locaciones en Estados Unidos.
* Un estimado de 854,000 personas, casi 1.5 veces las personas que viven en Washington, D.C. tienen acceso a información clasificada.
* En Washington y el área circundante, 33 edificios para trabajo de inteligencia secreta están en construcción o se han construido desde septiembre del 2001. Juntos son equivalentes a tres Pentágonos o 22 Capitolios.
* En el Departamento de Defensa donde dos tercios de los programas secretos residen solo un manojo de personas tiene acceso a todos los programas, se les llamas "superusuarios" (super-users), pero según el Post ni siquiera ellos tienen idea de lo que pasa en todos los programas ya que son demasiados.
Si sabes inglés o te afanas en traducirlo mediante las herramientas de la Web, éste es el enlace con el reportaje completo del Washington Post: CLICK AQUI
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